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Hoy día se camina menos, se utilizan menos las bicicletas, se usan más transportes motorizados, se proyectan más ocupaciones sedentarias, en fin, se minimiza el movimiento humano. Lo señalado parece ser una consecuencia directa del fenómeno de la modernización y la urbanización a nivel mundial. Estas infraestructuras modernas que predominan en la urbe obstaculizan el desarrollo de estilos de vida activos, permeando un entorno que propicia las actividades sedentarias. Dado el hecho previo, el gobierno, las comunidades y los individuos poseen el reto de participar en procesos de transformaciones sociales orientados a cambiar su ambiente (macro y micro) y el desarrollo de políticas públicas a favor de la actividad física, el ejercicio y los deportes. Esto incluye crear proyectos de infraestructura y servicios que faciliten las actividades físicas y disminuyan la conducta sedentaria. Incluso, se hace un llamado a retomar la disciplina de la educación física como una asignatura vital para la salud de un pueblo (Cavill, Kahlmeier, & Racioppi, 2006, pp. 11-14; Hilton, 2010; Kohl, Murray, & Salvo, 2020, capítulo 14; Siefken, Ramirez, Waqanivalu, & Schulenkorf, 2022).
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al Principio: Introducción En orden de poder comprender lo expuesto en este escrito, es necesario definir ciertos conceptos medulares. Los términos integrados durante la discusión de las temáticas del manuscrito vigente se mencionan y enfatizan su importancia con mucha frecuencia. Con esto, en los segmentos aledaños se describen y examinan múltiples definiciones vitales para el entendimiento de esta ponencia. El Modelo Socio-Ecológico El modelo socio-ecológico representa un esquema teórico fundamental para el campo de la salud pública. Este marco conceptual se emplea para explicar cómo las variables de comportamiento, sociales y económicas afectan la salud. El esquema señalado pretende explicar los factores que intervienen en el comportamiento de salud manifestado por la población. Así, el mencionado marco teórico incorpora una cuantía diversa de variables que influyen en las decisiones de las personas que afectan su salud. Esta posible conducta puede ser variada, sea participar en actividades físicas, mantener una nutrición apropiada, entre otras. Los niveles múltiples que constituye el modelo socio-ecológico son (Spence, & Schand, 2021): 1. El nivel individual. Este factor incluye la edad, el género, raza o grupo étnico, predisposiciones genéticas, factores biológicos, grado de educación, estado de ingreso financiero, estado de incapacidad, traumas de infancia, los patrones alimentarios y otras. 2. El nivel interpersonal. Tal variable abarca todo lo relacionado con el aspecto social del individuo, como lo son la influencia de la familia, las amistades, sus pares y colegas, los compañeros de trabajo y las redes sociales virtuales. 3. El nivel organizacional. Bajo este nivel, se analizan los factores que afectan la conducta asociada a la salud. Aquí se identifican los parques e instalaciones físicas recreativas, los escenarios ocupacionales, las instituciones educativas (e.g., las escuelas públicas y privadas, las universidades y los institutos educativos), las organizaciones comunitarias y los centro de cuido para niños. 4. Los sectores. En este nivel del modelo, se reconoce la función importante que provee el gobierno local, las entidades que proporcionan servicios para el cuidado preventivo y terapéutico de la salud (e.g., los hospitales), el sistema de salud pública, el sistema de transportación, la comunidad y el componente ocupacional o corporativo. 5. Las políticas. Este determinante abarca las políticas públicas, las normas, las leyes, la religión, las creencias, la dimensión financiera y otras. Ecología Urbana Ambiente Construido La literatura científica ha mostrado que el ambiente construido y el entorno natural posee una influencia marcada sobre el comportamiento humano, la salud y el bienestar de las personas o de un colectivo. Por ejemplo, los parques y terrenos que poseen vegetación y un ambiente físico natural incentivan a las personas a integrarse en actividades físicas, algo que ayudaría a mantener una masa corporal (MC o peso del cuerpo) deseable, prevenir la obesidad y mitigar los problemas de salud crónicos. En ilación a esta premisa, se entiende que los planificadores urbanos deben trabajar en conjunto con las entidades de salud pública. Esta acción colaborativa ayudaría a limitar los posibles impactos negativos del ambiente construido sobre una sociedad (Johnson & Lichtveld, 2022, p. 229; Townshend, 2022, capítulos 2 y 5). La regeneración o revitalización del ambiente construido hacia uno que facilita las actividades físicas y la transportación activa requiere la intervención legislativa de nuevas políticas. Se ha sugerido el desarrollo de cinco intervenciones legales que asisten esta encomienda, que son: 1) ordenanzas de zonificación que destinen una zona para uso especial y requisitos de desarrollo relacionados, 2) códigos de construcción y vivienda que establezcan estándares para las estructuras físicas, 3) la creación de una política fiscal que puede fomentar o desalentar actividades, 4) gastos gubernamentales que proporcionan directamente recursos para proyectos y programas relacionados con el entorno construido y 5) normas ambientales que establecen estándares de calidad o emisión (Perdue, Stone, & Gostin, 2003). Acceso Mejorado Diseño y Planificación Urbana Planificación Espacial y el uso de
Terrenos Indicador de Punto de Decisión Espacios Públicos Los espacios públicos son parte del ambiente construido, los cuales deberían instaurar entornos de vida activa. Una manera de lograr tal encomienda es desarrollar un ambiente físico en la comunidad dominado por el movimiento peatonal. Esto se conoce como la peatonalización de las ciudades, suburbios y zonas rurales (Carmona, 2021). Movilidad y Movilidad Urbana Actividad Peatonal Caminabilidad Ambientes de Vida Activa Así, los contextos sociales de una comunidad, la ecología inherente en la naturaleza y el entorno creado por el ser humano figuran como factores que intervienen sobre el nivel de calidad de un estilo de vida activo. De este precedente es posible inferir que los ambientes de vida activa representan las particularidades de los ámbitos construidos, naturales y sociales de una sociedad, elementos que poseen el potencial de favorecer la participación de actividades físicas. Con esto, se posibilita el acceso a recursos en el ambiente que garantizan el movimiento humano, todo reincidiendo en una salud de calidad excelsa (Tobin et al., 2022). Ejemplos de ambientes construidos que influyen en la vida activa de una población dada incluyen el diseño de las calles, la disponibilidad de caminos y senderos, el uso del suelo, el sistema de transporte de una comunidad, la ubicación de las instalaciones físicas de tipo recreativas, los parques, edificios y otras estructuras. Estas variables pueden ser estudiadas por las autoridades correspondientes a nivel municipal o estatal. Por ejemplo, una vertiente radica en analizar el impacto que poseen los y las instalaciones físicas recreativas existentes en las localidades geográficas urbanas o suburbanas (e.g., suburbios o zona rural), sobre la vida activa (e.g., práctica regular de actividades físicas) de una población, comunidad o sociedad (Haider, Aeschbacher, & Bose, 2014; Sallis, Cervero, Ascher, Henderson, Kraft, & Kerr, 2006; Wilkinson & Tsouros, 2006, pp. 9-15). Otro asunto clave orientado a crear y mantener un ambiente urbano saludable y activo consiste en revitalizar la ecología urbana, principalmente mediante el uso de alianzas público-privadas. Esto requiere un análisis y planificación metódica/lógica del diseño de la urbe, enfatizando en su sostenibilidad ecológica y económica. En esta reconceptualización de la ciudad es de crucial importancia considerar la planificación de espacios públicos para las actividades al aire libre de la ciudadanía y el acceso a rutas dedicadas a la transportación activa (e.g., en relación con el desplazamiento del peatón o caminante y al viajero que se traslada vía bicicleta) entre las variadas edificaciones, centros comerciales y vías de transporte tradicional de la urbe (Balsas, 2019; Beatley & Newman, 2017; Gehl, 2011, pp. 129-143). Transportación Activa Este tipo de actividad depende en gran medida del ambiente construido. Por ejemplo, un ambiente construido que disponga de parques, caminos y veredas naturales tiende o propiciar la participación de la población en algún tipo de transportación activa. En otro ejemplo, es más probable que las personas caminen hacia algún establecimiento comercial si éste se encuentra a una distancia prudente, que se pueda caminar. También, la logística y organización física del tráfico vehicular afecta las opciones de los peatones y ciclistas. Un tráfico menos congestionado, con mayor seguridad y vías públicas peatonales, propician estas actividades físicas de transportación activa. Además, aquellas zonas densas en la ciudad, por lo regular posean servicios y tiendas locales accesibles y tienden a disponer de espacios para los peatones, dado que tienen buenas conexiones dentro de este tipo de ambiente construido. Con lo anterior, la participación en una transportación activa depende de varios factores, como lo son: 1) la distancia a ser recorrida; 2) el nivel de conectividad física, junto a su accesibilidad, que disponen las rutas físicas de comunicación; 3) la diversidad para el uso de los terrenos (puede proveer destino para caminar y correr bicicleta) y 4) el grado de densidad residencial (Cavill, Davis, Cope, & Corner, 2019; Government of Canada, 2014; Johnson & Lichtveld, 2022, pp. 230-231; Townshend, 2022, capítulo 3). El uso de estos sistemas de transportación forjados por el organismo humano representa un beneficio para la salud, en vista que ayuda a fomentar la actividad física. Este tipo de traslado de un lugar a otro, trabajado por los músculos esqueléticos del individuo, es de ventaja especial para aquellas personas que poseen el riesgo de un nivel bajo de actividad física, algunos casos casos observados en los adolescentes y el colectivo femenino (Voss, 2018). La transformación de una comunidad (urbe o ciudad) hacia un énfasis en la transportación activa es una encomienda de un reto magno dado su nivel de complejidad. Esto requiere que los diseñadores y planificadores de la urbe reestructuren el ambiente construido y estudien los efectos sociales y económicos de este enfoque. El diseño urbano de hoy día demanda que se planifiquen comunidades saludables, que incentiven la transportación activa, en particular la actividad peatonal, es decir, ambientes construidos en las ciudades que faciliten y motiven a participar la población en la actividad física más antigua de la humanidad, el caminar (Townshend, 2022, capítulos 3-4). Un ambiente construido donde predomina la transportación pasiva, o fundamentado en el uso de automóviles, representa una barrera muy hostil para la actividad peatonal. Para resolver este problema, se ha sugerido: 1) mejorar las instalaciones físicas dedicadas a caminar y practicar el ciclismo; 2) la creación de carriles para un tráfico más lento en aquellas comunidades residenciales (i.e., implantar límites de velocidad más bajos); 3) la planificación y el diseño urbano enfocado a las personas, no a la transportación motorizada; 4) restricciones para el uso de vehículos de motor; 5) el desarrollo de un programa educativo para orientar sobre el tráfico vehicular y 6) normas de tráfico y cumplimiento (Pucher & Dijkstra, 2003). En el caso de aquellos ambientes construidos que propicien el ciclismo, se recomiendan la instauración de políticas que: 1) asistan en disminuir la incidencia de accidentes y traumas relacionado a los ciclistas y 2) planificar e implementar campañas que fomenten el uso de la bicicleta como un tipo de transportación alterna. La creación de carriles para los ciclistas representa un ejemplo de legislación que ha modificado el ambiente construido a favor de las personas que prefieren emplear la bicicleta como un medio de transportación activa (Fraser & Lock, 2011). Una política que ha beneficiado a los ciclistas y peatones en los Estados Unidos Continentales es el proyecto conocido como Complete Streets (ir a: https://smartgrowthamerica.org/what-are-complete-streets/). El marco de trabajo que se identifica como un contexto de donde emergen una variedad de factores que pueden influenciar la transportación activa se conoce como el Modelo Socio-Ecológico. Según fue mencionado con anterioridad, es aquí donde se requiere analizar diversas perspectivas de la conducta del ser humano, posiblemente afectada por: 1) factores individuales o personales, 2) factores sociales (e.g., la cultura y la interacción entre las personas, y entre los individuos y las instituciones), 3) el ambiente construido (e.g., la infraestructura creada por el ser humano), 4) el ámbito físico o natural (e.g., el suelo o tierra, el clima y los cuerpos de agua), 5) las políticas públicas y otras variables (Larouche & Ghekiere, 2018). El éxito de un proyecto de transportación activa apremia considerar una planificación efectiva de los ambientes construidos y físicos (o naturales). Así, la infraestructura creada por el ser humano en las comunidades (i.e., áreas de urbe/ciudad, suburbios y zona rural) influye sobre la transportación activa. Este asunto demanda que el gobierno revise sus políticas referentes a la planificación y diseño de las zonas urbanas y suburbios. También, debe llevarse a cabo un estudio de los elementos que constituyen el ambiente natural, como lo son las características de la topografía y el clima. Estos factores poseen el potencial de estimular o inhibir la transportación activa (Timperio, Veitch, & Sahlqvist, 2018). Una vez más, otra dimensión que invita ser considerada al instaurar un proyecto encausado hacia la transportación activa radica en las políticas públicas de un sistema gubernamental. Para esto, es de vital importancia que la meta cardinal de toda política pública sea crear legislaciones que desarrollen nuevos ambientes construidos, o se modifiquen los actuales, de manera que se propicie una transportación activa. En acorde a lo señalado previamente, estos tipos de políticas públicas también podrán facilitar la participación de la población en actividades físicas, dado que se establece un ambiente de vida activa (o entornos caminables). Todo esto tiene una consecuencia indirecta en los sistemas escolares, hecho que posee el potencial de propiciar que los niños se involucren en una transportación activa (Larouche & Saidla, 2018). Localidad Saludable PROMOCIÓN DE LA ACTIVIDAD FÍSICA REGULAR Los esfuerzos orientados para fomentar las actividades físicas deben ser compartidos entre diversas entidades de la sociedad, como lo son: 1) el gobierno estatal y sus agencias (e.g., el departamento de recreación y deportes, el departamento de salud, el departamento de educación, el departamento de trasportación pública y otros similares); 2) los municipios; 3) el ámbito ocupacional; 4) las organizaciones educativas (e.g., escuelas, universidades), 5) centros públicos y privados para el cuidado de la salud (e.g., programas de bienestar desarrollados en los hospitales); 6) los gimnasios y centros de aptitud física; 7) los centros de cuido para las personas de edad avanzada; 8) organizaciones y asociaciones federales y locales (e.g., la Asociación Americana del Corazón, la Cruz Roja, entre otras) y 9) grupos especiales a nivel comunitario. En este último grupo se hallan las organizaciones sin fines de lucro (e.g., las iglesias y centros de recreación). Particular atención se debe tomar en las escuelas, en relación con las clases de educación física. Se espera que los segmentos de la sociedad mencionados previamente puedan colaborar con recursos humanos voluntarios, con ayuda económica, materiales, equipos e instalaciones físicas, de manera que apoyen los objetivos a corto y largo plazo de este proyecto. Los legisladores del país deben trabajar en leyes innovadoras que mejoren el currículo de educación física e incorporan como requisito proyectos de intervenciones de actividades físicas entre alumnos que participan en las actividades de educación física (Calise, Moeti, & Epping, 2010; Epping, Lee, Brown, Lankford, Cook, & Brownson, 2010; Lee, 2005; Ransdell, Dinger, Huberty, & Miller, 2009, pp. 89, 129-143; Sallis, Heath, Schmid, & Rutt, 2010; Wilcox, Shepard, Martin, Buchanan, & Soler, 2010). Por otro lado, la literatura científica ha identificado una diversidad de factores que influyen en la práctica regular e idónea de la actividad física entre las personas. Tales factores se ubican dentro de un contexto o escenario, asunto que toma inherencia en las decisiones de una población para ser más activas. Algunos de estas variables comprenden: 1) los aspectos individuales; 2) las intervenciones/enfoques comunitarios (e.g., las escuelas, las corporaciones [o sitios de trabajo], las organizaciones comunitarias, y las instalaciones físicas recreativas públicas y entornos construidos); 3) el ambiente (o técnicas) de comunicación (tecnologías de la información y comunicaciones [TICs], e.g., monitores de actividad como prendas de vestir [wearable activity monitors], acciones asistidas por el teléfono, intervenciones desplegadas por el web/internet, el uso de documentos impresos que eduquen a las personas, aplicaciones móviles, medios sociales y juegos de videos interactivos que promocionen la diversión activa o el ejercicio); 4) el ambiente físico y 5) las políticas públicas que trastoquen alteraciones favorables del entorno (e.g., la creación de aceras o caminos que incentiven a las personas a caminar o a correr bicicleta, reducir la velocidad del tránsito vehicular y otras). Las políticas públicas que afectan la salud y la vida activa, junto a una planificación urbana saludable, debe ser parte de la agenda del gobierno y los municipios. Consecuentemente, es imperante que los líderes políticos del país se unan y contribuyan al gobierno hacia la planificación urbana favorable para las actividades físicas. Este proyecto debe analizar varios factores que influyen el nivel de vida activa de las personas, como lo son el diseño urbano, la ubicación de los planteles escolares y corporaciones, entre otras consideraciones. Lo anterior pertenece al modelo socio-ecológico de la actividad física (Edwards & Tsouros, 2006, pp. 2-3; 2018 Physical Activity Guidelines Advisory Committee, 2018; Rippe, 2021, p. 173-183; Wilcox et al., 2010). ESTRATEGIAS INFORMATIVAS PARA PROMOCIONAR LAS ACTIVIDADES FÍSICAS EN LA SOCIEDAD Educar a la sociedad es una manera de informar a los individuos sobre la importancia para la salud de involucrase en actividades físicas, con miras de intentar motivar la participación regular de actividades físicas, explicaciones de cómo iniciar esta acción, y estrategias para afrontar y solucionar posibles obstáculos de esta encomienda. Se trata, pues, de alertar a la población y que estén conscientes sobre tal precisado asunto vital que afecta la calidad de vida. La diseminación educativa de la actividad física puede realizarse bajo varios escenarios, sea en planteles escolares, el entorno laboral, centros comerciales, en la zona de los trenes urbanos, en las estaciones de autobuses y otras. La población objetivo de estas campañas informativas pueden ser individuos de varias edades (e.g., niños. adolescentes y adultos mayores), segmentos particulares de una comunidad (e.g., mujeres, mujeres embarazadas, personas obesas), entre otros grupos. Entre las estrategias que son viables para alcanzar esta meta informativa sobre la actividad física, se identifican 1) las campañas de comunicación en masa que lleguen a diversos colectivos de alguna región demográfica exclusiva y 2) las intervenciones de tipo punto de decisión, dirigidas a educar a las personas sobre los beneficios de la actividad física y aumentar la conducta activa (e.g., utilizar con frecuencia las escaleras y menos los ascensores o escaleras mecánicas) (Wilcox et al., 2010).
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al Principio: Promoción de la Actividad Física
Regular
FUNCIÓN DEL GOBIERNO Y LAS POLÍTICAS
EN LA PROMOCIÓN DE ACTIVIDADES FÍSICAS En orden de ser posible alcanzar una salud sostenible, se necesita una transformación favorable de los comportamientos coligados con la salud de un pueblo. En ilación al planteamiento precedente, es imperante desarrollar políticas que asistan esta meta (Barton, Rogerson, & Brymer, 2021). Según se ha mencionado previamente, un factor crucial que afecta estas conductas, en particular la participación de una población en un estilo de vida activo bajo el contexto del lugar donde se vive y trabajo, es el ambiente construido (e.g., el acceso mejorado a parques utilizados para caminar o correr bicicleta). Por lo tanto, esta dimensión de la infraestructura perteneciente a una ciudad (urbe o metrópolis), representa un asunto cardinal que debe modificarse mediante la creación de las políticas correspondientes (Brown, 2022; Sallis, Heath, Schmid, & Rutt, 2010). En este segmento de la ponencia, se proyecta discutir el valor de las políticas para la instauración de las intervenciones de actividad física en una sociedad. Junto a esta narrativa, se enfatiza la función vital que posee el gobierno local para poder desarrollar tales políticas y, por ende, facilitar la participación de las personas en tales acciones de movimiento humano. ¿QUÉ SON POLÍTICAS?
Las políticas representan principios o decisiones que proveen
guías conducentes a ciertas acciones particulares que asisten a resolver alguna
problemática. Con la creación e implementación de políticas se espera
transformar los contextos comunitarios (o la sociedad). Lo anterior
implica que la meta de estos procesos políticos y legislativos es instaurar
intervenciones exitosas que trastoquen favorablemente la salud de una sociedad.
Por lo regular, las políticas se concentran en alguna población particular,
dentro de la cual se elaboran a base de una finalidad (o necesidad) individual,
grupal o institucional. Las políticas pueden clasificarse como: 1) políticas de
salud, 2) políticas públicas, 3) políticas de salud pública, 4) políticas
sociales, 5) políticas institucionales, 6) políticas organizacionales, 7)
políticas legales y 8) políticas regulatorias (Porche, 2023, capítulo 1). LAS POLÍTICAS Y EL MODELO SOCIO-ECOLÓGICO El
desarrollo de políticas se considera como una intervención favorable para los
esfuerzos dirigidos a propiciar las actividades físicas en una sociedad. Tal
acción es más efectiva se se trabaja en combinación los otros factores que
forman parte del Modelo Socio-Ecológico (Kahn et. al., 2002; Heath
et. al., 2006; U.S. Department of Health and Human Services, 2008). Por
consiguiente, para comprender la importancia de las políticas en la promoción de
las actividades físicas, se requiere primero repasar el Modelo Socio-Ecológico
para la salud pública, discutido previamente en este manuscrito. LA IMPORTAMCIA DE LAS POLÍTICAS PARA LA PLANIFICACIÓN, PROMOCIÓN E INTERVENCIÓN DE LAS DIRECTRICES DE ACTIVIDADES FÍSICAS El
gobierno local debe tomar la iniciativa y las acciones correspondientes para
incentivar la participación de actividades físicas a su población, con atención
especial en aquel grupo de personas que no cumplen con las guías de actividad
física, dado que tal colectivo se encuentra en un riesgo elevado de adquirir
enfermedades crónico-degenerativas. Consecuentemente, estas personas
prefieren el uso de la transportación pasiva, es decir, la utilización de
vehículos de motor para su desplazamiento. Lo anterior podría sobrecargar
el sistema de salud del país (Bellew, Nau, Smith, Pogrmilovic, Pedišić, &
Bauman, 2022).
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al Principio: Función del Gobierno y las Políticas en
la Promoción de Actividades Físicas y Disminución en el Comportamiento
Sedentario MODELOS PARA FACILITAR LAS ACTIVIDADES FÍSICAS Y LIMITAR LAS ACCIONES SEDENTARIAS Existen una gran variedad de estrategias que asisten en propiciar las actividades físicas, así como reducir las conductas sedentarias, entre la población. Uno de estos enfoques parte de cambios en las políticas (logística ecológica) creadas por las organizaciones y el gobierno local. Por ejemplo, para aquellas compañías que aspiren reducir el tiempo sentado entre sus empleados, se pueden crear incentivos a los impuestos orientados a reducir los costos a los escritorios de trabajo en que el empleado trabaja de pie. Otra política podría consistir en desarrollar una guía local de directrices que faciliten los servicios de actividades físicas e intervengan con recomendaciones dirigidas a disminuir el sedentarismo. Bajo estas políticas, se deberá involucrar otras instituciones no gubernamentales, como el sector privado. También, se sugiere la creación de normativas sociales que fomenten las actividades físicas, el desarrollo de entornos que apoyen los espacios para estas actividades físicas y la creación de programas que incentiven estas actividades. Esto, como se mencionó, requiere la ayuda de otras organizaciones, posiblemente las instituciones educativas, las comunidades, las iglesias, entre otros. Las políticas deben dirigirse hacia las corporaciones y sus trabajadores, las escuelas (estudiantes, maestros y personal gerencial) y diversas poblaciones particulares (e.g., niños, jóvenes, adultos, personas con enfermedades crónico-degenerativas, grupos con desventajas socioeconómicas y otros) (Bellew, Nau, Smith, Pogrmilovic, Pedišić, & Bauman, 2022; Okely, Tremblay, & Hammersley, 2018).
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al Principio: Modelos para Facilitar las Actividades
Físicas y Limitar las Acciones Sedentarias MODELO PARA LA PROMOCIÓN DE LA ACTIVIDAD FÍSICA EN PUERTO RICO
Un plan exitoso orientado a promocionar y facilitar el
movimiento humano en una sociedad requiere el esfuerzo transdiciplinario y
cohesivo de diferentes entidades del país, sea el gobierno local, las agencias
del gobierno, los municipios, las instituciones educativas (públicas y privadas), las
entidades
eclesiásticas (e.g., las iglesias), los centros de servicios médicos (e.g., los
hospitales y otros), las organizaciones sin fines de
lucro y otros servicios comunitarios. Para lograr el éxito de lo propuesto
en esta ponencia, es de importancia crucial que se trabaje en conjunto con los
planificadores y diseñadores urbanos, incluyendo los que
pertenecen al gobierno, aquellos asociados con cada municipio de Puerto Rico
(PR) y los afiliados con los desarrolladores de la empresa privada. Con
esta acción se espera transformar el ambiente construido en busca de edificar
una urbe saludable, de manera que propicie un entorno para la
vida activa y se facilite la transportación activa.
Consecuentemente, la señalada encomienda colaborativa
asiste en el mejoramiento de la infraestructura urbana (e.g., el
desarrollo de vías de tránsito para la actividad peatonal y el ciclismo), de
modo que se incentive las actividades físicas, el ejercicio y el deporte.
En esencia, lo que se busca aquí es que ocurra una adaptación urbana
o una transformación de la dinámica del sistema urbano, planteamiento que se
cimenta en la estructura colectiva, es decir, las regulaciones/transformaciones
sociales, las redes de transportación y otras. Las evoluciones sociales
emanan de las innovaciones políticas y económicas, las transformaciones del
ecosistema y diversas intervenciones socio-ecológicas (Perdigo, 2022).
Esta encomienda debe comenzar con un programa educativo para los servidores
públicos y jefes de agencia del gobierno. Posteriormente, los esfuerzos
informativos deben estar dirigidos hacia la población general.
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al Principio: Modelo para la Promoción de la
Actividad Física en Puerto Rico
El esquema propuesto en esta ponencia se fundamenta en la alianza de
diferentes sectores del país, sean estatales, municipales, comunitarios,
educativos, eclesiásticos, corporativos y otras organizaciones que puedan
aportar con ideas, acciones y financieramente a este proyecto de salud
pública. El objetivo a largo plazo consiste en transformar la
ecología urbana, incluyendo los ambientes construidos
y una transportación activa, con miras en mejorar los
accesos hacia entornos estructurales de la sociedad que faciliten
las actividades físicas, de manera que esto propicie una vida activa. Lo anterior demanda considerar un plan
dirigido hacia la revitalización (o regeneración) del diseño urbano,
incorporando vías amigables para la admisión a los espacios públicos,
recreativos y caminos que propicien la actividad peatonal y el
ciclismo en los exteriores desplegados entre las estructuras físicas (e.g.,
edificios) de la metrópolis. Con esto, se trata de visualizar
prospectivamente una ciudadanía activa, saludable, productiva
y con una calidad de vida óptima. Esto es un compromiso mutuo y
colaborativo, con metas específicas en común, donde todas estas esferas
sociales trabajan al unísono para un bien en colectivo. Alagirisamy, B., & Ramesh, P. (2022). Smart sustainable cities: Principles and future trends. En I. Pal & S. Kolathayar (Eds.), Sustainable cities and resilience. Select proceedings of VCDRR 2021 (Vol. 183, pp. 301-316). Singapore: Springer Nature Singapore Pte Ltd. an imprint of Springer. https://doi.org/10.1007/978-981-16-5543-2_25 Alfosool, A. M. S., Chen, Y., & Fuller, D. (2022). ALF–Score—A novel approach to build a predictive network–based walkability scoring system. PLoS ONE, 17(6), 1–23. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0270098. Recuperado de https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0270098 Balsas, C. J. L. (2019). Walkable cities: Revitalization, vibrancy, and sustainable consumption. Albany, NY: State University of New York (SUNY) Press. Barton, J., Rogerson, M., & Brymer, E. (2021). Implications, impact and future directions: Translation into wider policy and practice. En E. Brymer, M. 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