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Saludmed | HPER-4308 | Bienvenida | Contenido | Evaluación | Hojas/Formularios | Comunicación | Recursos |
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Consideraciones Generales | Objetivos | Estrategias | Estratificación | Evaluación Médica | Referencias |
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La evaluación de los potenciales participantes para un programa de ejercicio es de gran importancia, puesto que previenen posibles situaciones de emergencias médicas. Se encuentra muy bien documentado, en la literatura científica, los beneficios del ejercicio sobre el organismo humano. No obstante, también, el ejercicio induce un aumento en las demandas metabólicas sobre el sistema cardiovascular, así como un incremento en la actividad simpática. Tomando en consideración este hecho, se puede inferir que sería de un alto riesgo para la salud, e incorrecto desde el punto de vista ético, que se permita participar en el programa de ejercicio a un posible cliente que no se conozca el nivel de gravedad de su enfermedad (Ej: algún tipo patología cardiaca). Pasar por alto tal conocimiento puede, posiblemente, puede ocasionar un ataque cardiaco al individuo que se ejercita. Consecuentemente, para evitar estos eventos adversos al cliente, es de vital importancia que, antes de integrar al cliente al programa, y realizar una prueba de esfuerzo, se debe establecer el nivel de riesgo de éste. Este análisis permite tomar una mejor decisión en cuanto a si es factible, y seguro, continuar con el cliente. Previo a cualquier intervención de un programa de ejercicio o actividad física, de naturaleza preventiva o terapéutica, es de suma importancia llevar a cabo las evaluaciones de salud correspondientes. Esto también aplica si al participante se le requiere someter a una prueba a ergométrica de tolerancia cardiorrespiratoria (submáxima o máxima) o a pruebas que miden las aptitudes físicas de éste. Este proceso evaluativo asiste en el mecanismo requerido para determinar si el potencial participante se encuentra apto, médicamente, para ingresar al programa de ejercicio o realizar la prueba de esfuerzo. Consecuentemente, el fisiólogo del ejercicio clínico se asegura que la probabilidad que, por ejemplo, se produzca un ataque al corazón u otros males, se reduzca al mínimo. Entonces, tales accidentes se pueden evitar si se realiza un examen del estado de salud/condición física antes de comenzar un ejercicio regular, o una prueba de ejercicio. Consecuentemente, para poder prescribir un programa de ejercicio individualizado, o ejecutar algún tipo de evaluación de esfuerzo, de forma segura y efectiva, se debe evaluar primero el estado de salud del participante potencial. Esta evaluación debería incluir un examen médico, un cuestionario de salud y luego efectuar una serie de pruebas de aptitud física relacionadas con la salud. INTRODUCCIÓN Es de suma importancia que, como requisito, previo a que el potencial participante se someta a una prueba de capacidad funcional (o de aptitud física), o de su ingreso a un programa de ejercicio/aptitud física (bajo un escenario clínico o comunitario), tal persona sea evaluada su estado vigente de salud, incluyendo los factores de riesgo para una gran gama de enfermedades de naturaleza cardiovascular, pulmonar o metabólica. Para este propósito, se emplean una variedad de métodos de evaluación. Los tipos de pruebas evaluativas de salud implementadas al candidato, dependerá del enfoque del programa y del propósito de la instalación física que alberga el programa de ejercicio o de actividad física. Por ejemplo, las evaluaciones de la salud son más rigurosas en programas de ejercicio que requieren la supervisión médica (Ej: rehabilitación cardiaca o pulmonar), en comparación con instalaciones físicas dedicadas a proveer servicios de ejercicio y actividad física a poblaciones aparentemente saludables (Ej: programas comunitarios de ejercicios grupales o recreativos). Esta medida evaluativa dispone de un mayor control preventivo para circunstancias de emergencias cardiacas que puedan surgir durante la prueba ergométrica de esfuerzo progresivo o sesiones de ejercicio (entrenamiento físico). Estas pruebas de salud se confeccionan con el fin de detectar aquellos individuos que evidencien contraindicaciones médicas a un programa de ejercicio, o prueba electrocardiográfica de esfuerzo. En aquellos casos donde se identifique un problema de salud clasificado como contraindicativo, el potencial participante no podrá incorporarse al programa hasta tanto tal afección clínica sea erradicada o se encuentre controlada. También, la evaluación de la salud sirve para identificar las personas que posean patologías degenerativas de considerable magnitud, de manera que sea necesario que ingrese a un programa de ejercicio en el cual intervenga personal médico. Esto implica, la necesidad de un referido médico para un programa de ejercicio supervisado médicamente. Otro objetivo de estas evaluaciones es determinar la posible necesidad que el candidato sea examinado por un médico (el examen clínico o médico), se le requiera realizar una prueba ergométrica de esfuerzo, o ambas. Esto puede ser debido a un mayor riesgo (de moderada hasta un nivel de riesgo alto) para alguna enfermedad crónico-degenerativa, por la presencia de síntomas particulares o ciertos factores de riesgo. Tal examen médico de mayor envergadura, formará parte de la evaluación de la salud preparticipación, que es compulsoria antes que pueda ingresar el participante prospecto al programa de ejercicio. También, estas evaluaciones sirven de fundamento para establecer las modificaciones de progresión requeridas en las variables que determinan la dosis del ejercicio (Ej: intensidad, frecuencia, y otros), ya para un participante aceptado en el programa. Aquellos participantes prospectos que se identifiquen de alto riesgo, posiblemente habrán de requerir un examen médico riguroso y la realización de una prueba ergométrica de esfuerzo previo poder incorporarse en un programa de ejercicio. Finalmente, la evaluación de la salud y riesgos para enfermedades cardio-metabólicas y pulmonares asisten en reconocer aquellas personas que tienen otras necesidades particulares. Algunos ejemplos de estos problemas, que requieren una atención especial son, deficiencias (o limitaciones) ortopédicas, estado gestacional (embarazo), y otras. Tal proceso provee la posibilidad de una mejor adherencia del participante al programa de ejercicio. También, esta precaución instaura una mayor seguridad durante la prueba de esfuerzo progresiva o la práctica de los ejercicios. Entonces, la evaluación de otros posibles desórdenes clínicos asisten en la disminución de riesgos para eventos de emergencias médicas súbitas, principalmente situaciones cardiacas (Ej: infarto al miocardio, paro cardiaco, fibrilación ventricular, y otras), y lesiones de tipo oseo-musculares, los cuales se encuentran asociados con la práctica de los ejercicios o ejecución de las evaluaciones ergométricas de esfuerzo. Más aún, el desarrollo de una prescripción de ejercicio individualizada más efectiva se asegura al detectar tales necesidades especiales (ACSM, 2014a, p. 22; ACSM, 2014b, pp. 170-171). Se ha instituido que la inclusión de un sistema dirigido a la evaluación de la salud antes que el individuo conlleve una prueba de esfuerzo, o se incorpore a un programa de ejercicio, disponen una razón beneficio-a-riesgo óptima (ACSM, 2014b, p. 170). Cuan extenso habrá de ser la evaluación de la salud, así como el tipo de esta valoración, se encuentra determinado por la edad, sexo y la percepción, muy particular sobre la salud del propio potencial participante. También, esto se encuentra afectado por el tipo y cantidad del personal disponible, así como de los equipos y materiales de ejercicio que posee la instalación física.
Regresar al Principio: Consideraciones Generales OBJETIVOS ENMARCADOS PARA LA EVALUCIÓN DE LA SALUD El fin primordial para realizar las evaluaciones de la salud en los posibles participantes, es asegurar que éstos puedan seguir la programación prescrita del ejercicio, o la intervención de actividades físicas, en una manera segura. Además, tal proceso es importante previo a un prueba ergométrica de tolerancia cardiorrespiratoria u otras evaluaciones de la aptitud física, particularmente aquellas vinculadas con la salud. Se espera, entonces, que el riesgo de una lesión o evento médico peligroso se considere mínimo. Más aún, las bases para la cuantificación de la prescripción de ejrcicio proviene de la evaluación de los factores de riesgo para patologías cardio-metabólicas y pulmonares, así como de la información colectada de las pruebas de esfuerzo para los clientes de bajo riesgo (2014a, pp. 22, 27, 32). La ACSM (2014a, pp. 22-23; 2014b, p. 171) ha establecido las razones para la evaluación de la salud antes de la participación al programa de actividad física o prueba de aptitud física. Esta justificación se expone en los párrafos discutidos más adelante (ACSM, 2014a, pp. 22-23; ACSM, 2014b, pp. 171, 177, 337; ACSM, 2010, p. 16). PROPÓSITOS QUE PERSIGUE LA EVALUACIÓN DE LA SALUD PRE-PARTICIPACIÓN Identificar Contraindicaciones Médicas Uno de los propósitos principales de la evaluación de la salud es poder establecer aquellas personas que poseen algún tipo de problema clínico considerado como una contraindicación al programa o prueba de ejercicio (véase Tablas 17 y 18). Estos individuos serán rechazados a tal programa de ejercicio. En aquellos casos donde es posible corregir tal contraindicación médica, entonces éste podrá ser considerado como un posible participante. Estabelcer aquellos Individuos que Requieren un Examen Médico Completo o Prueba de Esfuerzo Un fin importante para la evaluación de la salud consiste en reconocer las personas que necesitan un examen médico riguroso, o prueba ergométrica de esfuerzo, previo a poder participar en el programa de ejercicio. Esta indicación puede surgir por la presencia de una cantidad alarmante de factores de riesgo para cardiopatías coronarias, y debido a manifestaciones clínicas que sugieren alguna patología cardiovascular, pulmonar o metabólica. Identificar Individuos de Elevado Riesgo para Patologías Peligrosas Otro objetivo para este proceso evaluativo es determinar aquellas personas que tienen un alto riesgo para poseer alguna enfermedad discapacitante, ya sea por su edad, factores de riesgos o manifestaciones clínicas actuales. A este grupo de individuos, se le requiere llevar a cabo un examen médico riguroso, así como alguna variante de las pruebas ergométricas de naturaleza cardiorrespiratoria. Identificar Individuos con Patologías Crónicas de Cuidado La próxima justificación de estas evaluaciones se fundamenta en establecer aquellos clientes que padecen de una enfermedad crónica-degenerativa peligrosa. Esta población solo podrá incorporarse en un programa de ejercicio que se encuentre supervisado por un médico. Identificar Personas con Necesidades Particulares Finalmente, se requiere la evaluación de la salud para establecer los posibles participantes que presenten necesidades especiales. Estos problemas pueden ser deficiencias diabetes sacanina (mellitus), ortopédicas, embarazo, u otros. Para esta colectividad, será necesario llevar a cabo las correspondientes adaptaciones, como lo son: 1) el programa de ejercicio o actividad física; 2) pruebas de capacidad funcional, tal como una prueba de esfuerzo progresiva; y 3) evaluaciones de los componentes de la aptitud físca.
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Objetivos de la Evaluación de la Salud ESTRATEGIAS DISPONIBLES PARA LA VALORACIÓN DEL ESTADO ACTUAL DE LA SALUD Tradicionalmente, el protocolo evaluativo de la salud ha sido desglosado en tres componentes principales, que son: 1) estratificación de los riesgos, 2) historial de la salud y otras evaluaciones pertinentes, y 3) autorización o referido médico (Thompson, 2010). Este algoritmo evaluativo ha evolucionado a través de los años. Particularmente, tal cambio se observa en las nuevas guías de pruebas de esfuerzo y prescripción de ejercicio publicadas por la ACSM (ACSM, 2014a; ACSM 2014b). Esencialmente, existen tres formas para evaluar la salud de los participantes. Una cuarta herramienta se utiliza, con frecuencia, para participantes que retornan a sesiones de ejercicios grupales (DeSimmone & Stenger, 2012). CONSIDERACIONES PRELIMINARES Como fue mencionado previamente, uno de los objetivos principales de las evaluaciones de salud pre-actividad es proveer ejercicios seguros y un estímulo efectivo para el programa de entrenamiento físico. A este respecto, también tal evaluación identifica potenciales factores de riesgo, o síntomas, para varias enfermedades crónico-degenerativas, de modo que se proporcione un programa seguro y efectivo, en términos de sus metas. Existe una gran variedad de métodos disponibles confeccionados para la evaluación de la salud del candidato a un programa de entrenamiento físico o prueba de ejercicio. Recientemente, se han revisado los posibles medios para evaluar el estado de salud de los participantes potenciales (ACSM, 2014a, pp. 19-36, 40-57; ACSM, 2014b, pp. 170-177, 324-330; DeSimmone & Stenger, 2012). Según la ACSM (2014a, p. 22), la evaluación de la salud preparticipación consiste en evaluar al potencial participante por la presencia de varios factores de riesgo para patologías de naturaleza cardiovascular, pulmonar y metabólica. Se incluye, también, evaluar por la posible presencia ciertos problemas de salud que deben evaluarse con detenimiento, como los son el estado gestacional de la mujer, impedimentos de tipo ortopédicos, y otros. Estas pruebas siguen un protocolo, organizado en diversas etapas. Tales mecanismos requeridos para la evaluación de la salud son, a saber: 1) la evaluación rápida de la salud, o entrevista verbal, desarrollada por la ACSM en clases de grupales de ejercicios (DeSimmone & Stenger, 2012); 2) formularios estandarizados de auto-administración (inventarios/cuestionarios de salud y estilos de vida cumplimentados por los potenciales participantes); 3) evaluación, análisis, y estratificación, de factores de riesgo vinculados con patologías cardiovasculares, pulmonares y metabólicas; y 4) evaluaciones médicas completas y rigurosos (examen médico [historial médico personal y familiar, examen físico, pruebas de laboratorio [Ej: evaluaciones cardiovasculares específicas, tal como un cateterismo coronario], y pruebas ergométricas de esfuerzo progresivo, de naturaleza funcional y diagnóstica). Esta última evaluación puede efectuarse de manera convencional (electrocardigrama [EKG] con signos vitales [frecuencia cardiaca y presión arteria,]), o empleando imagen nuclear (Ej: Talio-201, o Tecnecio 99m-Sestamibi) (véase Tabla 1).
UTILIDADES ESTABLECIDAS POR ORGANIZACIONES PROFESIONALES En los siguientes párrafos se discutirán en detalle estos tipos de herramientas de evaluación de la salud recomendadas por la ACSM (2014a, pp. 19-36; 2014b, pp. 170-173; DeSimone & Stenger, 2012) y la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association o AHA, siglas en ingles). Evaluación Rápida de la Salud de la ACSM (Entrevista Verbal con el Cliente) De no contar en el momento con un cuestionario de salud, es posible realizar una evaluación verbal del cliente. Tal procedimiento evaluativo de la salud se conoce con el nombre de "ACSM Quick Screen" (DeSimone & Stenger, 2012). Este mecanismo dispone de varias ventajas, entre las cuales tenemos: 1) se establece si el potencial participante se encuentra en el programa de ejercicio correcto; 2) permite que los ejercicios, o actividades físicas, se realicen en un manera segura para el cliente y; 3) será posible determinar si el futuro participante cuenta con algún problema de salud, o físico, de manera que se lleven a cabo los ajustes necesarios en el programa de ejercicio. El evaluador, entonces, entrevista al potencial cliente fundamentado en las preguntas que se describen más adelante. Introducción La evaluación de la salud rápida es muy común en aquellos participantes que con anterioridad han sido admitidos al programa de ejercicio y que han cumplimentado algún tipo de inventario de salud (DeSimone & Stenger, 2012, pp. 11-12). Luego de un periodo de inactividad, estos clientes desean regresar a las actividades que provee el programa, particularmente en aquellos de instrucción grupal. A este respecto, el instructor de ejercicios grupales podrá determinar si éste se encuentra en la clase de ejercicio colectivo que se ajuste a sus necesidades personales y de salud. También, tal evaluación ayuda en el proceso de facilitar un entorno de ejercicio seguro y libre de patologías cardiacas súbitas, así como de lesiones musculoesqueletales y ortopédicas, asociadas con el ejercicio. Además, mediante este tipo de evaluación de la salud, será posible concretar posibles necesidades particulares basadas en problemas físicos, lo cual habrá de requerir la modificación correspondiente durante las sesiones de ejercicio. Protocolo a seguir para la Entrevista Verbal de la Salud y Estilos de Vida Este proceso evaluativo de la salud se administra de forma verbal. Luego de una bienvenida, se recomienda que el instructor se presente de forma amigable y proceda a realizar la entrevista. A continuación se enumeran las preguntas que se habrán de hacer al cliente durante el dialogo verbal, con el candidato, para la evaluación de la salud (DeSimone & Stenger, 2012, pp. 12-13). 1) ¿Al presente te encuentras matriculado en alguna otra sesión de ejercicio grupal? De ser afirmativo tal pregunta, entonces se procede a indagar: ¿En cuáles?, ¿Cuándo fue la última ocasión que pudo asistir a esta clase?, o ¿Cuáles otros tipos de actividades estás practicando en la actualidad? La respuesta a esta pregunta suministra información valiosa sobre el historial de ejercicio y destrezas que posee el cliente. También, se puede establecer si es un individuo nuevo en las clases de ejercicios. 2) ¿Tienes algún problema de salud en la rodilla, hombro, espalda o cualquier otro disturbio en las articulaciones o huesos? Esto representa una pregunta importante, pues provee información tocante a posibles limitaciones oseo-articulares y si se requiere implementar adaptaciones a los ejercicios. También, es posible determinar posibles ejercicios contraindicativos para este cliente en particular. 3) ¿Tienes alguna enfermedad (Ej: problemas cardiovasculares, alta, o baja, presión arterial, diabetes)? La contestación a esta pregunta indica posibles problemas médicos agudos. Dependiendo de la información obtenida de esta pregunta, el instructor habrá de interrogar más profundo al potencial participante. Esto puede requerir que se contesten las siguientes preguntas: a) ¿Cuándo fue la última ocasión que un médico lo evaluó? Esto ayuda a establecer problemas de salud particulares y la posible necesidad de otras evaluaciones médicas o visitas a su médico de cabecera. b) ¿Te encuentras tomando algún medicamento, o estas bajo tratamiento médico para este problema de salud? Esta pregunta identifica si el cliente se encuentra bajo tratamiento médico. c) ¿Alguna vez tu médico te dijo que no podías hacer ejercicios debido a este disturbio médico u otro desorden de salud? Tal interrogante representa la posible necesidad de un referido médico para poder autorizar su ingreso a los ejercicios grupales. También, esta respuesta habrá de disponer restricciones específicas indicadas por el médico. d) ¿Sufres de algún tipo de alteración física que pueda afectar tu desempeño del ejercicio en estos momentos? ¿Este cambio físico puede ser afectado por el ejercicio? La contestación a esta pregunta provee datos importantes que indican la posible necesidad de modificar los ejercicios. Disturbios de sueño, fatiga constante, y otros, son algunos problemas de salud que debe ser considerado por el instructor de ejercicios grupales. También, existe la posibilidad que estas afecciones no permitan que el candidato ingrese al programa de ejercicio. Es posible alterar la redacción de estas preguntas para adaptarse a programas de entrenamiento físico encaminados a desarrollar, principalmente, los componentes de aptitud física relacionados con la salud, así como en intervenciones de actividad física. Tal ajuste de la entrevista verbal se presenta abajo: 1) ¿Al presente se encuentra en algún otro programa de
ejercicio o actividad física? De ser afirmativo, ¿Qué tipo de programa?, ¿Cuándo
fue la última vez que asistió al mismo? o ¿Cuál otros tipos de actividades al
presente te encuentras practicando? Existen varias herramientas para evaluar el estado inicial de la salud del potencial participante en la forma de cuestionarios de salud. Básicamente, se han implantado dos cuestionarios de salud y estilos de vida provistos gratuitamente por organizaciones reconocidas, como lo son la Sociedad Canadiense de Fisiología del Ejercicio (Canadian Society for Exercise Physiology o CSEP, siglas en ingles), el Colegio Americano de Medicina del Deporte (American College of Sports Medicine o ACSM, siglas en ingles) y la AHA. Ambos cuestionarios de salud proveen la suficiente información para determinar si es necesario un referido médico. Cabe señalar, que el presente autor de este documento, ha también desarrollado, aunque no se encuentra validado, un cuestionario de salud para ser administrarlo al candidato antes de poder ingresar a un programa de ejercicio o previo a la administración de una prueba de tolerancia cardiorrespiratoria (Lopategui, 2006b, pp. 139-141). Es imperante recalcar que gran porción de la población sedentaria posee la capacidad de ingresar, de manera segura, a un programa de actividad física efectuada de una leve a moderada intensidad, sin la necesidad de pasar por un protocolo de evaluación medica minuciosa (ACSM, 2014b, p. 171). El propósito principal de tales cuestionarios de salud es disponer de una medida evaluativa mínima que provea información para determinar si el cliente se encuentra cualificado para ingresar a un programa de ejercicio o prueba de esfuerzo. También, los datos derivados ayudan a estratificar los riesgos del potencial participante. Entonces, estos tipos de cuestionarios de salud poseen la encomienda de reconocer candidatos con factores de riesgo clasificados como moderados y altos. Consecuentemente, de esto ser palpable, es preponderante que se refiera a un médico, y se cumplimente el formulario de autorización médica, previo a poder participar en un programa de acondicionamiento físico, o de actividad física. No obstante, existen algunas limitaciones. Por ejemplo, estas formas estandarizadas no pueden fundamentarse en la intensidad de los programas de los entrenamientos físicos propuestos. Los cuestionarios de salud auto-administrados que se discutirán en esta sección son: 1) Physical Activity Readiness Questionnaire (PAR-Q) (Public Health Agency of Canada, 2007), y 2) AHA/ACSM Fitness Facility Preparticipation Screening Questionnaire (American Heart Association [AHA] & American College of Sports Medicine [ACSM],1998). Estos tipos de inventarios, incluyendo el del profesor Lopategui, se encuentran disponibles gratuitamente en la Internet/Web (véase Tabla 2).
Estos tipos de mecanismos evaluativos deberán de ser capaces de establecer el historial de salud del potencial participante, enfermedades que posee en el presente, los factores de riesgo para otras patologías degenerativas, manifestaciones clínicas (signos y síntomas de alguna enfermedad), los hábitos actuales concerniente a la práctica de ejercicios regulares y actividad física, y medicamentos que requiere consumir diariamente para las afecciones de salud que posee. Otra herramienta evaluativa de la salud es la estratificación de los factores de riesgo (ACSM, 2014a, pp. 34-35; ACSM, 2014b, pp. 172-173), lo cual será detallado bajo un temática más adelante en este trabajo. Según la ACSM, el primer paso al evaluar las personas que deseen ingresar en un programa de ejercicio es la administración de un cuestionario que examine el nivel de actividad física, ejercicio y la salud del potencial participante (véase Tabla 3).
El propósito de un cuestionario de salud, cumplimentado por el potencial cliente, es conocer más a fondo su historial clínico, los síntomas que experimenta, o ha experimentado, y detectar los posibles riesgos. Esto ayuda en el proceso de establecer una prescripción de ejercicio individualizada óptima. Además, tal proceso asiste en determinar si es requerido que el potencial participante se someta a otras evaluaciones médicas más avanzadas. Entonces, la información recogida del cuestionario de salud y estilos de vida cumplimentadas por el propio posible candidato, sirve de base para establecer si es requerido el seguimiento por parte de los especialistas del ejercicio o profesionales de la salud, previo a que se incorpore en el programa de actividad física o ejercicio. Como fue mencionado previamente, podemos emplear un cuestionario de salud de auto-administración (realizado por el propio individuo), los cuales se encuentran de libre costo en la Internet/Web (véase Tabla 3), como lo es el Physical Activity Readiness Questionnaire o PAR-Q and YOU (Canadian Society for Exercise Physiology [CSEP], 2013), y el Health/Fitness Facility Preparticipation Screening Questionnaire (American Heart Association [AHA], & American College of Sports Medicine [ACSM], 1998). El primer cuestionario, de origen canadiense, enfatiza en identificar los posibles síntomas para cardiopatías coronarias que pueda poseer el potencial participante. También, tal inventario de salud establece si se tiene afecciones a nivel de los músculos esqueléticos. De esto ser un hallazgo afirmativo, entonces se le requiere al cliente que este problema clínico sea evaluado antes de incorporarse al programa de ejercicio o de actividad física. Por el otro lado, el cuestionario confeccionado por el esfuerzo conjunto de la AHC y la ACSM, incorpora elementos evaluativos más extensos. El mismo, cuenta con un historial de salud muy completo, la identificación de síntomas, así como factores de riesgo para enfermedades. Como resultado, este tipo de cuestionario auto-administrado persigue determinar si el posible participante se encuentra preparado para ingresar al programa o deba de visitar a un proveedor profesional de la salud antes de que pueda comenzar su régimen de entrenamiento físico. En las próximas secciones de este trabajo, se abundaran sobre cada uno de estos dos tipo de cuestionarios estandarizados. Physical Activity Readiness Questionnaire (PAR-Q) El propósito de este tipo de cuestionario es determinar un criterio mínimo para el ingreso del prospecto candidato a un programa de actividad física, establecido dentro de unos parámetros de intensidad leve a moderada (DeSimone & Stenger, 2012). Tal inventario de salud fue diseñado por investigadores canadienses, específicamente por la British Columbia Ministry of Health, que atañe la evaluación del nivel de preparación para iniciar un programa de actividad física (Public Health Agency of Canada, 1998) y validado estadísticamente (Shephard, Thomas & Weller, 1991). Este instrumento evaluativo se caracteriza por ser muy simple y fácil administrar entre los posibles candidatos del programa. Una limitación de esta modalidad para evaluar la salud es que no distingue entre las estratas de riesgo bajo y moderada. Solo es capaz de establecer los candidatos que se encuentran a un alto riesgo de alguna enfermedad crónica (ACSM, 2014b, p. 171) (véase Gráfico 1).
AHA/ACSM Health/Fitness Facility Preparticipation Screening Questionnaire Este formulario es más abarcador que el PAR-Q, pues incorpora un historial de disturbios cardiovasculares, síntomas de problemas cardiacos y factores de riesgo para afecciones cardiovasculares (incluyendo la variable edad) que establece si es requerido una evaluación médica (contactar el proveedor de salud) previo a incursionar por primera vez a un programa de ejercicio. También, tal inventario simplemente puede dirigir a clientes para participar en un programa de ejercicio. La presente evaluación de la salud posee varias virtudes, como lo son: 1) rapidez en su administración; 2) el reconocimiento de posibles personas que exhiben factores de riesgos, categorizados desde moderado hasta el nivel alto; 3) permite generar y documentar los resultados de este tipo de evaluación; 4) provee unas bases educativas, tanto para los participantes como al personal del programa; y 5) fomenta el empleo adecuado del sistema profesional dirigido al cuidado de la salud (véase Gráfico 2).
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Estrategias Disponibles para la Evaluación de la Salud
EVALUACIÓN Y ESTRATIFICACIÓN DE LOS
FACTORES DE RIESGO VINCULADOS CON El proceso a seguir para estratificar los riesgos permite proponer recomendaciones adecuadas concerniente a la evaluación y supervisión médica, pruebas ergométricas (submáximas o máximas) funcionales y diagnósticas, y la estratificación de un programa de actividad física y ejercicio (ACSM, 2014, p. 34-36). INTRODUCCIÓN La base para estratificar a los candidatos en categorías de riesgos bajo, moderado y alto (véase Tabla 4 y 5), se extrae principalmente del examen médico y pruebas de esfuerzo previo que este potencial participante se incorpore en el programa de ejercicio. No obstante, la fuente principal para determinar tales niveles, o estratos de riesgos, se fundamenta del estudio de los datos recolectados por parte de los cuestionarios de salud y de los estilos de vida que se requieren completar previo a una prueba de esfuerzo y programa de ejercicio. Este mecanismo se asocia con la intensidad del ejercicio que habrá de prescribirse, con el fin de evaluar la necesidad para el examen médico precedente a incorporarse al entrenamiento físico. Para poder asegurar un mayor nivel de seguridad para los clientes que pertenecen al programa de ejercicio o actividad física, el especialista del ejercicio debe poseer el adecuado peritaje para poder detectar las personas que poseen un nivel de alto riesgo para patologías cardiovasculares, y determinar los síntomas relacionados con disturbios cardio-circulatorios. Por tal razón, es de crucial importancia que los versados en el ejercicio posean un adecuado conocimiento en la interpretación del historial médico, los signos, y síntomas que requieran la evaluación por un médico, antes que un participante sintomático, categorizado de riesgo moderado hasta un nivel alto, inicie un programa de actividad física. El propósito para emplear el método de estratificación de los riesgos es determinar aquellos individuos que posean factores de riesgo para enfermedades de índole cardiovascular, pulmonar o metabólica. Más específicamente, el fin primordial de este protocolo evaluativo es identificar aquellos potenciales participantes que puedan requerir un referido de un examen médico para poder ser autorizados a ingresar al programa de ejercicios o de actividad física. Tal proceso consiste en evaluar los posibles factores de riesgo para diversas patologías (cardiovasculares, pulmonares y metabólicas). Como fue mencionado con anterioridad, para este fin, se emplea la información dispuesta de los cuestionarios de salud administrados a los principales participantes del programa. Entonces, en el caso que se confirme un nivel de riesgo de considerable magnitud (Ej: de moderada hasta alta), será requerido que los candidatos se sometan a un examen médico completo y prueba ergométrica de esfuerzo progresivo antes de poder ingresar a un programa de ejercicio cuantificado con intensidades que fluctúen de moderada a vigorosa (véase Gráfico 2). Según se indicó en párrafos previos, si se identifica a un potencial participante de alto riesgo, o inclusive de un nivel moderado, el mismo deberá ser referido a un médico, el cual se encargará de analizar este caso y posteriormente decidir si autoriza, o no, al candidato para comenzar el entrenamiento físico. El protocolo a seguir para la estratificación de riesgos se fundamenta en tres elementos, que son: 1) los posibles factores de riesgo de la persona en relación a patologías cardiovasculares, pulmonares y metabólicas; 2) signos y síntomas que podrían indicar alguna enfermedad crónica; y 3) el diagnóstico del disturbio degenerativo. Como resultado, se generan recomendaciones específicas para dos vertientes, a saber: 1) la necesidad de un certificado médico que autorice al potencial participante iniciar su programa de ejercicio; y 2) el médico requiere que el candidato realice una prueba ergométrica de tolerancia cardiorrespiratoria (o aeróbica), de tipo submáxima o máxima (véase Gráfico 2). ENFOQUE EN FACTORES DE RIESGO PARA CARDIOPATÍAS CORONARIAS La estratificación de los riesgo (véase Gráfico 1) se fundamenta, parcialmente, en establecer si existe, o no existe, factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares, particularmente de origen isquémico (véase la Tabla 2). Los expertos en el campo de la salud (Ej: médicos, enfermeras cardiovasculares) y aptitud física (Ej: entrenadores personales, instructores de ejercicios aeróbicos, instructores de ejercicios grupales, fisiólogos del ejercicio clínicos, y otros) deberán de evaluar y analizar los cuestionarios de salud y estilos de vida discutidos en secciones previas de este trabajo. A raíz de tal estudio, estos habrán de establecer cuáles de los posibles candidatos se ubican bajo algún criterio concerniente a los factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares (véase la Tabla 2). Bajo aquellas circunstancias donde la presencia, o ausencia de algún factor de riesgo para disturbios cardiovasculares no es evidente, o no se encuentra disponible, entonces tal factor de riesgo para afecciones cardiovasculares se habrá de considerar como un factor de riesgo, con la excepción para la diabetes latente (o pre-diabetes). Por el otro lado, si no es posible identificar algún criterio para la diabetes, ésta deberá ser considerada como un factor de riesgo para aquellos individuos: 1) mayor o igual a 45 años de edad, particularmente si se evidencia un índice de masa corporal (IMC, body mass index o BMI, siglas en ingles) mayor o igual a 25 kilogramos por metros cuadrados; y 2) menor que 45 años de edad que posean en un BMI mayor o igual a 25 kilogramos por metros cuadrados, conjuntamente con los otros factores de riesgos cardiovasculares conducentes a una diabetes latente (Ej: la presencia de un historial familiar para diabetes sacarina (ACSM, 2014a, pp. 23, 26). Luego, se procede a sumar los factores de riesgo identificados (factores de riesgo positivos). Como sabemos, el colesterol de lipoproteína de alta densidad (high-density lipoprotein cholesterol o HDL-C, siglas en ingles) disponen de un beneficio a nivel del corazón, entonces si se identifica un nivel elevado de tal lipoproteína, se deberá establecer esto como un factor de riesgo negativo para enfermedades cardiovasculares. Cuando se reconoce un valor de la HDL-C sérica mayor o igual a 60 miligramos por decilitros (1.55 mili moles por litro), se requiere que el especialista del ejercicio le reste un factor de riesgo positivo (afirmativo) para enfermedades cardiovasculares de la suma equivalente a todos los factores de riesgo positivos para disturbios cardiovasculares (ACSM, 2014a, p. 27). El análisis resultante de la estratificación de riesgos proporciona información de gran valor para los especialistas en el campo de la salud, aptitud física y fisiología del ejercicio clínico. Tales datos asisten en el establecimiento de la dosis apropiada (duración, frecuencia, intensidad y tipo de ejercicio) requerida para la prescripción de ejercicio individualizada del candidato para el programa de ejercicio. El proceso que conlleva evaluar los factores de riesgo para patologías cardiovasculares, en conjunto con el estudio dirigido a identificar posibles desórdenes de tipos cardiovascular, pulmonar, renal y metabólico, suministra información vital para la toma de decisiones tocante a 1) el nivel de autorización médica para la participación del programa de ejercicio; 2) la posible indicación para una prueba ergométrica de esfuerzo progresivo; y 3) el grado necesario de supervisión para las pruebas ergométricas de tolerancia cardiorrespiratoria y las sesiones de ejercicio (véase Gráfico 3 y Gráfico 4).
DESCRIPCIÓN DEL PROCEDIMIENTO PARA ESTRATIFICAR LOS RIESGOS: CATEGORIZACIÓN DE ÉSTOS Y LA DETERMINACIÓN PARA UNA POSIBLE NECESIDAD DE UN EXAMEN MÉDICO Y PRUEBA ERGOMÉTRICA DE ESFUERZO La información obtenida de la clasificación de los riesgo instaura si es requerido una examen médico, prueba ergométrica de esfuerzo submáxima o máxima (que requiera la supervisión médica, o no sea necesario tal presencia). Este procedimiento se describirá en los próximos párrafos (véase Gráfico 4). RIESGO BAJO: Individuos Aparentemente Saludables (Asintomáticos, con un solo Factor de Riesgo para Cardiopatías Coronarias)
Programas de EJERCICIOS MODERADOS (intensidades que oscilen de 40 a 60%
del consumo de oxígeno máximo de reserva [VO2R], o de 3 a 5.9
METs); su intensidad ocasiona un aumento perceptible en la frecuencia
cardiaca y respiratoria. Bajo este estrato de riesgo, la presencia de estos tipos de ejercicios
NO REQUIERE UN EXAMEN MÉDICO O PRUEBA ERGOMÉTRICA DE
TOLERANCIA AL EJERCICIO (NO SUPERVISADA O SUPERVISADA, YA SEA SUBMÁXIMA O
MÁXIMA). RIESGO MODERADO: Individuos Aparentemente Saludables (Asintomáticos, con dos o más fatores de riesgo para cardiopatías coronarias)
Programas de EJERCICIOS MODERADOS (intensidades de 40 a 60% del VO2R
[3 a 5.9 METs]); su intensidad ocasiona un aumento perceptible en la frecuencia
cardiaca y respiratoria.
La presencia de estas intensidades
NO REQUIERE UN EXAMEN MÉDICO O PRUEBA ERGOMÉTRICA DE TOLERANCIA AL EJERCICIO (NO
SUPERVISADA O SUPERVISADA, YA SEA SUBMÁXIMA O MÁXIMA). ALTO RIESGO: Individuos sintomáticos, los cuales presentan factores de riesgo positivos para cardiopatías coronarias, o síntomas, sugieran una patología cardiopulmonar, renal o metabólica). Consulte la Tabla 14:
Programas de EJERCICIOS MODERADOS (intensidades de 40 a 60% del VO2R
[3 a 5.9 METs]); su intensidad ocasiona un aumento perceptible en la
frecuencia cardiaca y respiratoria.
La presencia de estas intensidades
REQUIERE
UN EXAMEN MÉDICO Y PRUEBA ERGOMÉTRICA DE TOLERANCIA AL EJERCICIO
(SUPERVISADA, YA SEA SUBMÁXIMA O MÁXIMA). Para este grupo, es
imperativo un examen médico minucioso reciente y una prueba ergométrica
diagnóstica máxima, con la presencia de un médico, antes de iniciar el
programa de ejercicio.
DEFINICIÓN DE LAS ESTRATAS DE RIESGO, SEGÚN LAS GUÍAS DE ACSM DEL 2010 La octava edición de las guías para pruebas de esfuerzo y prescripción de la ACSM (2010, p. 23) provee un delineamiento sencillo para establecer los estratos de riesgo (véase Tabla 4). Por el otra lado, la edición más reciente de tal publicación (2014b, p. 34) presenta una metodología más detallada de cómo estratificar, o clasificar a los participantes, enfatizando en patologías cardiovasculares (véase Tabla 13). Tal metodología fue concebida originalmente por la Asociación Americana de Rehabilitación Cardiovascular y Pulmonar (American Association of Cardiovascular and Pulmonary Rehabilitation o AACVPR, siglas en ingles) (American Association of Cardiovascular and Pulmonary Rehabilitation [AACVPR], 2004). Más adelante se abundará sobre este enfoque más reciente para clasificar a los candidatos en los estratos de riesgo correspondientes.
Según se puede observar en la Tabla
4, este procedimiento,
principalmente, se basa en establecer si el potencial participante posee, o
no posee, tres tipos de enfermedades (ACSM, 2010, p. 25), que son: Además, las categorías de estratificación consideran si existen, y su cantidad, factores de riesgo para cardiopatías coronarias. Nótese en la Tabla 4 que, también, es importante conocer las manifestaciones clínicas (en la forma de signos y síntomas) que sugieren alguna enfermedad cardiovascular, pulmonar y metabólica. Interpretación de las Categorías
Estratificadas PROTOCOLO PARA LA ESTRATIFICACIÓN DE RIESGOS Fundamentado en guías más recientes, para poder determinar el grado de riesgo que pueda poseer el paciente que desee incorporarse a un esquema de ejercicio y actividad físicas, es necesario ubicarlo en una de las tres categorías propuesta por ACSM (2014, pp. 34-35). La Tabla 5 describe la estratificación de riesgo según específica el Colegio Americano de Medicina del Deporte.
Para aquellos programas que enfatizan la actividad física, es necesario que los candidatos cumplimenten, como mínimo, uno de los formularios estandarizados para la evaluación de la salud y estilos de vida, los cuales fueron previamente descritos. Como sabemos, esta información se utiliza para identificar posibles factores de riesgo para patologías cardiovasculares, pulmonares, renales y metabólicas, así como otros problemas clínicos (Ej: limitaciones ortopédicas, embarazo y otras) que requieren un análisis particular durante el diseño de la prescripción de ejercicio (Gordon & Mitchell, 1993; Maron, Araújo, Thompson, Fletcher, de Luna, Fleg, Pelliccia, Balady, Furlanello, Van Camp, Elosua, Chaitman & Bazzarre, 2001; Maron, Thompson, Puffer, McGrew, Strong, Douglas, Clark, Mitten, Crawford, Atkins, Driscoll & Epstein, 1996).
Pasos a Seguir para la
Estratificación de Riesgos Establecer los tipos de factores de riesgo. Una vez los posibles clientes hayan terminado de completar los cuestionarios de salud, lo próximo en agenda será determinar la cantidad de factores de riesgo del potencial participante. Para este propósito será de utilidad emplear la Tabla 6.
También, se requiere establecer las manifestaciones clínicas presentes en estos posibles participantes. En este caso, se requiere consultar la información provista en Tabla 7, la cual incorpora los principales signos o síntomas que se ajustan a un posible perfil clínico de un trastorno de salud de naturaleza cardiovascular, de tipo respiratoria o metabólica.
Constituir el estrato de riesgo para candidato. Para este tercer paso, se requiere concretar en cuál categoría, o nivel, de riesgo está ubicado el participante prospecto. Esto significa que, luego del análisis realizado en los pasos previos, se habrá de tomar la decisión si el cliente se encuentra en un riesgo bajo, moderado o alto. Bajo esta circunstancia, será necesario estudiar la información descrita en el Gráfico 3. Examen médico y prueba ergométrica de esfuerzo diagnóstica. En esta etapa, el especialista del ejercicio asumirá si es requerido que el cliente se someta a un examen médico o prueba de esfuerzo (supervisada o no supervisada). Se sugiere consultar el Gráfico 4 para poder completar este paso. Como observación, tales guías no son estrictas para aquellos clientes clasificados como riesgo bajo. No obstante, los datos obtenidos de una prueba ergométrica de esfuerzo ayudan a diseñar una prescripción de ejercicio segura y efectiva (DeSimone & Stenger, 2012). A raíz de la información derivada del Gráfico 4, se establece que el riesgo para acaecimientos de emergencias de naturaleza cardiovascular incrementa según, también, aumenta el nivel de intensidad del ejercicio o la actividad física. Esto es un asunto de importancia para ser considerado, pues afecta la seguridad de los participantes. Autorización médica. De ser necesario, el especialista del ejercicio le debe solicitar al candidato que lo evalúe un médico con el fin de establecer si éste puede, o no, puede ingresar al programa de ejercicio o actividad física. Un ejemplo de la autorización médica para la participación en el programa se encuentra en el Gráfico 5. Este es un referido a un profesional para el cuidado de la salud, de manera que el médico decida si el candidato se encuentra ápto para practicar ejercicios. Por el otro lado, el Gráfico 6 describe un formulario de divulgación, necesario que el médico autorice disponer de la información medica del cliente.
Referido médico. Cabe la posibilidad que sea necesario indicar al candidato que debe evaluarse con un médico previo a su participación en el programa (véase Gráfico 7).
Consentimiento informado y relevo de responsabilidad. Es saludable, principalmente desde el punto de vista legal, que el candidato prospecto cumplimente una hoja de consentimiento (véase Gráficos 8, 9, 10 y 11). En la misma, se requiere exponer los beneficios del programa de ejercicio, así como sus posibles complicaciones médicas. Una hoja similar puede ser administrada al cliente previo que incursione a una prueba de esfuerzo, o inclusive, para las evaluaciones de la aptitud física. Además, se recomienda que este posible participante llene una forma de asunción de riesgos por parte del viable candidato. Se sugiere que, antes de administrar esta hoja el cliente, la misma sea revisada por un profesional legal, tal como un abogado notario (véase Gráficos 12 y 13).
Realizar las pruebas de aptitud física. Por lo regular, una vez se haya procedido con la estratificación de los riesgos, y administrar los formularios legales oportunos, se formalizarán las evaluaciones dirigidas a medir los componentes de la aptitud física, enfatizando en aquellos relacionados con la salud. El protocolo sugerido para establecer la estratificación de riesgos, discutido arriba, el cual culmina con la identificación de los clientes que deben pasar por un examen médico riguroso o prueba de esfuerzo, se resume en la Tabla 8 (DeSimone & Stenger, 2010, pp. 17-19).
CURSO DE ACCIÓN POSTERIOR A LA ESTRATIFICACIÓN DE LOS RIESGOS
Fundamentado en la Tabla
5, donde se describen los tres niveles de riesgo,
según la ACSM (2014a, p. 34), se requiere estudiar el caso particular de cada
participante. Luego, a raíz de tal análisis, el evaluador procederá a
determinar en qué categoría se encuentra el paciente. Este procedimiento
se conoce como estratificación de los riesgos. Si el candidato al programa solo desea incorporarse en un régimen de actividad física, con el uso de este cuestionario es suficiente para continuar en el programa. Posiblemente, lo que se requiera es cumplimentar una Forma de Consentimiento y una Hoja de Referido Médico, donde se autoriza al evaluado realizar las actividades físicas del programa.
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IEvaluación y Estratificación de los Factores de Riesgo Vinculados con
Patologías Cardiovasculares, Pulmonares y Metabólicas LA EVALUACIÓN MÉDICA: EXAMEN MÉDICO Y PRUEBA DE ESFUERZO PROGRESIVO El examen médico consiste de una evaluación completa por parte de un profesional de la salud, comúnmente un médico. Mediante este examen, se habrá determinar si el factible participante se encuentre preparado para ingresar al programa de ejercicio o actividad física. Según fue discutido en párrafos anteriores, este requisito clínico lo determinará, principalmente, el análisis de los cuestionarios de salud y actividad física que fueron administrados al principio del protocolo para la evaluación de la salud y actividad física pre-actividad. Cuan cabal habrá de ser tal formalidad médica, dependerá de varios factores, como lo son: 1) la edad del viable candidato; 2) nivel inicial de aptitud física de la persona; 3) el historial médico que presente el mismo; 4) los factores de riesgo que posea para disturbios crónico-degenerativos, particularmente aquellos de tipo cardio-metabólicos y pulmonares; y 5) síntomas y signos indicativos de alguna patología degenerativa. No obstante, los requisitos fundamentales para un examen médico abarca una evaluación física y el historial médico (ACSM, 2014a, p. 31, 2014b, p. 172). ¿QUIENES REQUIEREN UN EXAMEN MÉDICO?
Indicaciones para un Examen Médico
Posterior al
análisis y reflexión efectuada de la información recolectada del historial
médico y la evaluación física efectuada por el médico, y conjuntamente con los
las metas delineadas por el potencial candidato, se tomará la decisión si es
indicativo otros tipos de pruebas diagnósticas. Las posibles evaluaciones
clínicas adicionales que pueden efectuarse incluyen: 1) pruebas ergométricas de
esfuerzo progresivo, con, o sin, el uso de modalidades de imagen nuclear (Ej:
Tecnecio o Talio); 2) imagen de resonancia magnética (MRI); 3) radiografías
convencionales; 4) cateterización cardiaca; y otras (ACSM, 2014b, p. 172) Indicaciones para un Prueba Ergométrica de Esfuerzo Progresivo
Indicaciones para un Prueba Ergométrica de Esfuerzo Progresivo Supervisada Cuando se efectúen pruebas de ergométricas de esfuerzo progresivo en individuos clasificados como de alto riesgo, donde se encuentre en la vecindad de la instalación física un médico, tal evaluación de esfuerzo puede ser supervisada por cualquier profesional de salud que no sea un médico. Sin embargo, para que esta condición se pueda cumplir, es requisito que el profesional se encuentre debidamente certificado (o en entrenado) en pruebas de ejercicios clínicos. Por el otro lado, este nivel de supervisión médica varía para clientes estratificados como riesgo moderado. Bajo estos entornos clínicos, la supervisión de esta prueba de ejercicio puede llevarse a cabo con un personal adiestrado en pruebas de esfuerzo clínico. Ahora bien, la necesidad de estar disponible en los alrededores del edificio un médico, se encuentra influenciado por varios factores, que son: 1) políticas y circunstancias muy particulares del programa e instalación física; 2) el nivel de salud que se encuentra el prospecto participante; y 3) el grado de entrenamiento y experiencia que poseen los miembros que forman parte del laboratorio encargado de realizar estas pruebas (ACSM, 2014a, p. 33).
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La Evaluación Médica: Examen Médico y Prueba de Esfuerzo Progresivo American College of Sports Medicine [ACSM] (2014a). ACSM's Guidelines for Exercise Testing and Prescription (9na. ed., pp. 19-36, 40-57, 162-180). Philadelphia, PA: Lipincott Williams & Wilkins. American College of Sports Medicine [ACSM] (2014b). ACSM's Resource Manual for Guidelines for Exercise Testing and Prescription (7ma. ed., pp. 170-177, 324-330, 337, 424, 466-479). Philadelphia, PA: Lipincott Williams & Wilkins. American Heart Association [AHA], & American
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