EL SISTEMA ESQUELÉTICO: Prof. Edgar Lopategui Corsino

UNIDAD 2
Anatomía Funcional

EL SISTEMA ESQUELÉTICO:

LAS BASES CITOLÓGICAS, HISTOLÓGICAS, DE CRECIMIENTO Y CLASIFICACIÓN ÓSEA

LECCIÓN U2-L1: El Sistema Esquelético: Bases Citológicas, Histológicas, de Crecimiento y Clasificación Ósea

CONTENIDO
Objetivos de la lección U2-L1
Terminología para la lección U2-L1
Consideraciones preliminares
Funciones del esqueleto
El tejido óseo
Clasificación de los huesos
El eje mecánico del hueso
Osificación
Divisiones del esqueleto
Compruebe su conocimiento
Actividades de aprendizaje
Referencias
OBJETIVOS DE LA LECCIÓN U2-L1

        Se espera que al finalizar la Lección U2-L1. los estudiantes estarán capacitados para:

1. Describir cinco funciones del sistema esquelético.
2. Relatar las células que componen al tejido óseo.
3. Constatar las estructura histológica de los huesos.
4. Contrastar la estructura del hueso compacto con el hueso esponjoso.

5. Reconocer las hormonas que asisten en el crecimiento y mantenimiento saldable del sistema esquelético
6. Explicar cómo los huesos del sistema esquelético se clasifican.
7. Revelar ejemplos de huesos largos, cortos, planos, irregulares y sesamoideos.
8. Informar las funciones del cráneo, columna vertebral, caja torácica, la escápula y el hueso pélvico.
9. Considerar la importancia del eje mecánico de un hueso.
10. Identificar las divisiones estructurales de un hueso largo.
11. Formular cómo el modelo del esqueleto embriónico se reemplaza por tejido óseo.
12. Analizar la importancia de la osificación endocondral.
13. Proyectar las implicaciones deportivas de niños y adolescentes que aún poseen placas de cartílago epifisario.
14. Nombrar las dos divisiones cardinales del sistema esquelético.

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TERMINOLOGÍA DE LA LECCIÓN U2-L1

        Los conceptos nuevos que requieren ser dominados en la Lección U2-L1, son los siguientes:
 
Sistema esquelético Médula ósea amarilla Corteza ósea Carbonato de calcio Calcificación
Hueso Tejido conjuntivo o conectivo Tejido Procoglicanos Osificación endocondral
Osteón u osteones hematopoyesis Periostio Resorción ósea Osificación intermembranosa
osteoblastos Hueso compacto o cortical Endósteo Cartílago Centros de osificación
osteoclastos Hueso esponjoso, canceloso, trabeculado o poroso Diáfisis Condrocitos Placa de cartílago epifisario
osteocitos Trabéculas Epífisis Cartílago articular Cierre de la epífisis
Matriz Sistema Haversiano o de Haver Epífisis proximal Cartílago hialino Línea epifisaria
Matriz fundamental Canales perforantes o de Volkmann Epífisis distal Cartílago fibroso Fractura epifisaria
Matriz intercelular Canal Haversiano Hormona Cartílago elástico Clasificación de Salter-Harris
matriz ósea Anillos concéntricos Minerales Colágeno Eje mecánico
Tuétano o médula (marrow) Canalículos Sales minerales Fibrocartílago Palanca
Cavidad medular Laminillas Sales de calcio Remodelación ósea Esqueleto axial
Médula ósea roja Lagunas Fosfato de calcio Osificación u osteogénesis Esqueleto apendicular

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CONSIDERACIONES PRELIMINARES

        El sistema esquelético consiste de huesos del esqueleto y sus cartílagos adjuntos, así como de ligamentos que enlazan estas estructuras (Longenbaker, 2020, glosario/índice).  También, este sistema representa un conjunto de estructuras óseas, con características de huesos duros y flexibles que proveen funciones vitales al ser humano.   El tejido que cimenta al sistema esquelético se instaura de tipo óseo.  Un tejido representa un grupo de células similares que ejecutan funciones especializadas.  Algunos ejemplos son el tejido conjuntivo o conectivo, el tejido óseo y otros (Longenbaker, 2020, glosario/índice).  El armazón y sostén del organismo humano se instaura a partir del sistema esquelético.  Todo lo demás parte de tal andamiaje.  Además, el tuétano del tejido óseo en los huesos largos, representa una materia viviente, que genera células cruciales para el componente hematológico e inmunológico del cuerpo humano.  El esqueleto protege a los órganos internos del organismo humano y permite la locomoción.  Así, el ser humano tiene la capacidad de mover sus coyunturas, trasladarse de un lugar a otro, practicar ejercicios físicos y participar en deportes

        El sistema esqueletal consiste en una base sólida que incluye todos los huesos del cuerpo.  El hueso, o tejido óseo, representan osteocitos en la matriz de sales de calcio y colágeno (Scanlon & Sanders, 2019, p. 77).  También, más allá de los huesos, este sistema se encuentra constituido de cartílagos y las articulaciones (uniones óseas), las cuales permite que los huesos, vislumbrados como palancas, se muevan.  Una palanca representa una máquina simple y consiste en una barra rígida que rota alrededor de un eje o fulcro (Houglum & Bertoti, 2012, p. 37; Keough, Sain, & Roller, 2018, p. 60).  Más adelante en el curso (Unidad 3) se discutirá más detalladamente el concepto de palanca y su relación con el torque (Rybski, Rafeedie & Baumgarten, 2019).  El tejido conjuntivo denso, los vasos sanguíneos y el tejido nervioso también forma parte del sistema esquelético (Moini, 2020, p. 152).  Como regla general y común, el cuerpo humano se compone de 206 huesos y representan un tejido viviente dinámico.  Sin embargo, y en raras ocasiones, este total de huesos puede variar.  Por ejemplo, en ocasiones, algunos huesos no completan su proceso normal de osificación (conversión del cartílago a hueso).  También, ciertos individuos poseen una costilla adicional, mientras que otros poseen algunos huesos agregados en el cráneo (Thompson, 2020, p. 115).  Más aún, el total  de huesos en el cuerpo humano puede elevarse a 210, si se incluyen los dos huesos sesamoideos ubicados debajo de la cabeza del primer metatarsiano de cada pie.  A lo largo de la vida, los huesos constantemente se quebrantan y reconstruyen por sí solos.  Como se mencionó, el componente tisular de los huesos se encuentra formados por tejido conectivo cuya substancia intercelular es endurecida por las sales minerales, principalmente el fósforo y el calcio, los que se obtienen de los alimentos.  De hecho, 99% del calcio se encuentra en el cuerpo humano, donde 90% del fósforo está depositado en los huesos y en los dientes.  Como resultado, este sistema óseo se convierte en tejidos rígidos, abarcando aproximadamente el 66% del peso de los huesos.

        Los huesos están cubiertos (excepto en la parte cartilaginosa) por una capa o membrana que se llama periostio.  El endurecimiento de los huesos es un proceso gradual que toma alrededor de 20 a 25 años.

        Las células óseas se multiplican rápidamente durante los años de crecimiento.  Más tarde las células nuevas reemplazan únicamente las células muertas o lesionadas y el proceso de reparación es más lento.  A medida que se envejece los huesos se ponen más duros y frágiles y se rompen con facilidad.

        Una manera de comprender la importancia del sistema esquelético es por medio del video que se expone a continuación:

 

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FUNCIONES DEL SISTEMA ESQUELÉTICO

        El esqueleto posee una diversidad de funciones importantes para el ser humano, como sería sostener los tejidos blandos de los sistemas orgánicos, lo que le proporciona la postura erecta al cuerpo.  También, el sistema esquelético posee una función protectora, como fue mencionado previamente.  Los tejidos y órganos del sistema nervioso, cardiorrespiratorio, gastrointestinal y otros se benefician de una continua protección del esqueleto.  Por ejemplo, el cráneo, la columna vertebral, la caja torácica y la cavidad pélvica disponen de una estructura ósea protectora para los órganos vitales y otros tejidos blandos del cuerpo.  Una función clave es la de permitir el movimiento de los segmentos del cuerpo, o como un todo. Los huesos largos se consideran como palancas y sus uniones representan las articulaciones, de manera que se posibilita el movimiento humano y el recorrido angular de las articulaciones.  Clara, esto solo es posible por la contracción de los músculos esqueléticos.  Como se mencionó previamente, el sistema óseo provee un lugar para la síntesis del tejido hematológico (células sanguíneas).  Este proceso se conoce con el nombre de hematopoyesis.  La producción de estas células de naturaleza hematológicas, se lleva a cabo en la médula ósea roja.  Entonces, las funciones del sistema esquelético se resumen en cuatro áreas principales, reconocidas como forma, sostén, protección, movimiento y reservorio, producción y balance  (Thompson, 2020, p. 101).  Esto se puede esbozar como sigue:

1. Da forma al cuerpo:  El sistema esquelético le proporciona la estructura que requiere el organismo humano

2. Sostén de los tejidos circundantes: Sirve de soporte a los tejidos blandos del cuerpo, de suerte que pueda mantener su forma y postura erecta.

3. Protege órganos vitales y otros tejidos blandos del cuerpo: Esto incluye al encéfalo, la medula espinal, los pulmones, los principales vasos sanguíneos en las cavidades torácicas y otras estructuras internas.

4. Ayuda al movimiento corporal: Los huesos constituyen palancas en las que se insertan los músculos.  Cuando los músculos se contraen, los huesos actuando como palancas producen el movimiento.

5. Función hematopoyética: En la médula ósea (o tuétano) ósea roja de los huesos largos se fabrican glóbulos (o células) rojas (hematíes o eritrocitos). Además, produce gran mayoría de las células blancas.  Así, el proceso de la hematopoyesis produce eritrocitos o hematíes (células rojas), leucocitos (células blancas) y trombocitos (plaquetas sanguíneas).

6. Proporciona un área de almacenamiento de nutrientes a fin de satisfacer las necesidades corporales: Los nutrientes almacenados son: 1) sales minerales (sobre todo fósforo y calcio) y 2) lípidos (grasas).  Esto implica que el hueso posee una función esencial en cuanto a la regulación mineral.  Continuamente, se evidencia un recambio y remodelación del sistema esquelético, a raíz de cambios ambientales y de las demandas fisiológicas.  Esta actividad se encuentra íntimamente controlada por ciertas hormonas endocrinas.  Paralelo a o anterior, el sistema esquelético funciona como un reservorio para el exceso de calcio.  En caso de una demanda por el organismo humano, el calcio podría ser removido del hueso, de manera que se equilibre la homeostasis del calcio sérico.  El calcio presente en la sangre es vital para la coagulación sanguínea,  También, este mineral inorgánico es necesario para la contracción muscular y el funcionamiento adecuado de los nervios (Scanlon & Sanders, 2019, p. 110).

7. Balance electrolítico:  Congruente con la función descrita arriba, los huesos representan un reservorio de calcio y fósforo, pero también los libera hacia el torrente sanguíneo cuando el cuerpo los demanda para ciertas reacciones bioquímicas esenciales.

8. Regulación ácido-básico: También, el sistema óseo asiste en la absorción y liberación de sales alcalinas, lo que ayuda a mantener la homeostasis del pH.

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EL TEJIDO ÓSEO

        Los huesos que componen al sistema esquelético se encuentran constituidos de una matriz fundamental derivada del tejido conjuntivo o conectivo, donde se compactan las células bajo una matriz rígida.  Por definición, el tejido conjuntivo o conectivo es un tipo de tejido caracterizados por células separados por una matriz, la cual puede contener fibras (Longenbaker, 2020, glosario/índice), de donde se cimenta la matriz ósea.  Esto significa que la substancia fundamental intercelular está calcificada, es decir, se depositan sales de calcio.  Así, la substancia fundamental intercelular contiene fosfato (PO4) y carbonato de calcio (CaCO3), lo que se denomina como hidroxiapatitas [Ca3(PO4)2]3 • Ca (OH)2.  Lo anterior genera el rasgo de rigidez de los huesos, lo que, eventualmente, se osifica.  Las fibras de colágeno están presente antes que ocurra la osificación.  Estas fibras colágenas ubicadas en la matriz proporcionan la resistencia características del hueso cuando se aplica tensión.  Las hidroxiapatitas componen el 67 por ciento del peso del hueso.  Fundamentado en el relato anterior, la firmeza y elasticidad que caracterizan al hueso dependen de la composición y organización de su matriz.

LA IMPORTANCIA DEL TEJIDO CONJUNTIVO O CONECTIVO PARA LA SALUD ÓSEA

        El tejido conjuntivo (o conectivo) no solo es un precursor para el tejido óseo, sino también forma parte de prácticamente cada órgano del cuerpo humano.  La facultad funcional de los huesos y cartílagos dependen de un tipo de tejido conectivo, descrito como tejido conectivo de apoyo.  Todos los tipos de cartílagos (hialino, fibrocartílago o elástico) poseen una matriz semisólida.  En los huesos, la matriz es sólida, sea en los casos del hueso esponjoso como en el compacto.  Las células del tejido conectivo se encuentran separadas por medio de una matriz extracelular abundante.  Este tipo de tejido apoya los segmentos que se mueven en el organismo humano.  Dado lo anterior, los huesos que forman parte del sistema esquelético proveen un apoyo firme y rígido para el cuerpo.  Entonces, con la ayuda de las articulaciones, se posibilita el movimiento de estos huesos (VanPutte, Regan, & Russo, 2018, capítulo 4).

        Diversas células especializadas de tejido conectivo poseen la vital función de producir la matriz extracelular.  Los sufijos que poseen los nombres de las células identifican las funciones celulares. Por ejemplo, el sufijo blasto significa crear la matriz extracelular.  Por su parte, el sufijo cito se encarga de mantener la matriz extracelular.  Finalmente, el sufijo clasto degrada la matriz extracelular con la finalidad de generar una remodelación de esta.  Fundamentado en lo anterior, se dilucidan varios ejemplos coligados al tejido óseo y cartilaginoso.  Así, los osteoblastos forman hueso, los osteocitos mantienen el hueso y los osteoclastos degradan a los huesos.  En otro orden, los condroblastos forman cartílagos, mientras que los condrocitos mantienen el cartílago (VanPutte, Regan, & Russo, 2018, capítulo 4).

La Matriz Extracelular

        La matriz extracelular de tejido conectivo se encuentra constituida por varias microestructuras, reconocidas como 1) fibras de proteína (ejemplo: colágeno), 2) sustancia fundamental (formada por moléculas no fibrosas, como los proteoglicanos, la combinación de proteína con un polisacárido) y 3) líquido.  La sustancia fundamental está compuesta de proteína no fibrosa y otras moléculas.  Resulta vital la estructura de la matriz, en vista que es responsable para las características funcionales de los tejidos conjuntivos.  Alineado con lo anterior, la matriz extracelular propicia que los huesos y los cartílagos posean la capacidad de soportar pesos (VanPutte, Regan, & Russo, 2018, capítulo 4).

COMPOSICIÓN DEL TEJIDO ÓSEO

        Los huesos se encuentran constituidos por una cantidad considerable de minerales, incluyendo las sales de calcio.  Las sales de calcio se refieren al carbonato de calcio (CaCO3) y al fosfato de calcio  (Ca3(PO4)2).  Tales minerales le otorgan la fuerza a los huesos, necesario para las funciones de sostén y protectora del sistema esquelético (Scanlon & Sanders, 2019, p. 110).  En general, el 60% de la masa ósea está integrada de substancias minerales (Bilgiç, Boyacioglu, Gizer, Korkusuz, & Korkuzuz, 2020).  Alrededor de dos-tercios de materia inorgánica y un tercio de material orgánico se cimenta la naturaleza histológica del sistema esquelético.  La composición inorgánica radica de aproximadamente 85% fosfato de calcio, 10% de carbonato de calcio y otras variantes de minerales.  Estas sustancias son las que asisten en calcificar (endurecer) los huesos.  Sin embargo, el sistema óseo posee cierta propiedad de flexibilidad.  Entre tanto, la materia orgánica consiste en las células óseas, junto al colágeno y diversos complejos de proteína-hidratos de carbono (Gross, 2021, capítulo 2).

LA UNIDAD ESTRUCTURAL BÁSICA DEL HUESO

        Aquellas laminillas compuestas de fibras colágenas, impregnadas de sales inorgánicas (ejemplo: calcio), forman la dureza del hueso, lo que se conoce como el osteón.  También, el osteón representa unidades de aspectos cilíndricos que componen al hueso compacto (Longenbaker, 2020, glosario/índice).  Es precisamente esta materia ósea la que representa la unidad estructural básica del hueso.

LAS CÉLULAS ÓSEAS

        El tejido óseo se encuentra constutuido de tres tipos de células, identificadas como 1) osteoblastos, 2) osteoclastos y 3) osteocitos.  Los osteoblastos se encuentran activos durante la formación del hueso, común durante el crecimiento y reparación.  Así, los osteoblastos sintetizan la matriz intercelular del hueso, siempre que esté presente el calcio y el fosfato.  A manera de aclaración, una matriz se refiere a una materia básica de la que se deriva algo, como lo es la matriz ósea.  Por su parte, los osteoclastos poseen la vital encomienda fisiológica de la resorción ósea.  Finalmente, los osteocitos constituyen las células principales del hueso maduro (Thompson, 2020, p. 104).   Los osteocitos son, en esencia, osteoblastos rodeados de matriz ósea.

TIPOS DE TEJIDO ÓSEO       

        La estructura tisular del hueso, se compone de dos tipos básicos de tejidos, que son: 1) el tejido, o hueso, compacto (o cortical) y 2) el tejido esponjoso (canceloso, trabeculado o poroso)  (Oatis, 2009, p. 37).  El hueso compacto representa un hueso duro que consiste en osteones, todos pegados (Longenbaker, 2020, glosario/índice).  La pared de la diáfisis (porción central y cilíndrica de un hueso largo), se encuentra formada de un hueso de constitución compacto, denso y duro, lo que se conoce como la corteza (Floyd, 2018, p. 11).  La porción compacta del hueso es denso y fuerte (Thompson, 2020, p. 105).  La densidad elevada de este tipo de tejido permite manifestar la función protectora y de sostén del sistema esquelético.  El tejido óseo que recubre el hueso compacto se conoce como periostio.  Esta estuctura representa un tejido fibroso y denso, el cual le otorga el aspecto blanco a los huesos.  El periostio posee dos capas, una externa (fibrosa) y otra interna (osteogénica).  La capa externa del periostio consiste en tejido conectivo fibroso, junto a vasos sanguíneos, vasos linfáticos y tejido nervioso que entran al hueso.  Por su parte, la parte interior del periostio posee fibras elásticas, vasos sanguíneos y osteoblastos.

        Por el otro lado, el hueso esponjoso posee varios espacios abiertos, denotando un aspecto de porosidad.  Tales aberturas se conocen como trabéculas.  Estas estructuras contienen células vivas y conductos para los vasos sanguíneos, encargados de transportar nutrientes a las células.  El componente trabeculado del hueso se encuentran llenos de médula ósea roja y médula ósea amarilla (Moini, 2020, p. 154) (ver Gráfico U2-L2-1)

Gráfico U2-L1-1: Los Componentes de la Estructura Ósea. Integrantes tisulares duros y blandos, en las zonas internas y externas de un hueso largo (Adaptado de: Anatomy & physiology: The unity of form and function, 9na ed., (p. ?) por K. S. Saladin, 2021, New York, NY: McGraw-Hill Education.  Copyright 2021 por McGraw-Hill Education).

        Entre la diáfisis (porción cilíndrica del hueso) y epífisis (extremo o terminal) de un hueso largo maduro (osificado), se manifiesta una línea epifisaria, la cual representa el remanente de un placa de cartílago epifisario (Moini, 2020, p.155).

COMPARACIONES ENTRE EL HUESO COMPACTO Y EL ESPONJOSO

        A partir de un corte transversal de algún hueso, es posible detallar ciertas características del hueso, sea denso o trabecular.  El hueso compacto maduro posee anillos concéntricos, algo ausente en el tejido esponjoso.   A nivel del periostio, se hallan los canales perforantes (de Volkmann), los cuales permiten que pasen vasos sanguíneos y nervios hacia la cavidad medular del hueso.  Tal sistema sanguíneo y nervioso llegan b hasta los canales centrales (Haversianos) del hueso,  Los conductos Haversianos se despliegan de forma longitudinal en el hueso.  Estas estructuras se encuentran rodeadas por láminas o laminillas, las cuales poseen una apariencia de anillos concéntricos.  Tales laminillas concéntricas están compuestas de substancia intercelular dura y calcificada.  Entre cada laminilla de hueso compacto, se hallan espacios (o conductos) muy pequeños, identificados como lagunas.  Todas las lagunas se encuentran conectadas por otros conductos, conocidos como canalículos.  Lo anterior se conoce como el sistema Havervsiano, o de Havers.

LA EVOLUCIÓN Y CRECIMIENTO ÓSEO

        El tejido óseo, y los huesos, reconocidos como órganos, siempre se encuentran en continua transformación y remodelación, en vista que la matriz ósea sufre continuos cambios a lo largo del periodo de vida del ser humano.  Entonces, dos tipos de regulaciones transformadores ocurren: 1) los osteoclastos remueven el calcio con la finalidad de elevar las concentraciones de calcio en la sangre o 2) se sintetizan las sales de calcio y se depositan por los osteoblastos en busca de reducir los niveles del calcio sérico.

La Densidad Ósea y la Función de las Hormonas

        El crecimiento de las estructuras óseas y el remodelaje de estos sistemas esqueletales dependen de múltiples factores, entre los que se reconocen: 1) el estrés mecánico (ejemplo, actividades que soportan la masa corporal [MC o peso del cuerpo] ), 2) las secreciones endocrinas de ciertas hormonas y 3) un régimen dietético adecuado.  La nutrición es importante para que la estructura esquelética sea capaz de absorber los minerales que requiere, como lo son el calcio y el fosfato, ya mencionado con anterioridad (Sturgeon, 2018, p. 69).

        La importancia de las tensiones mecánicas externas.

        También, las células óseas, mecionadas previamente, poseen la facultad de responder a factores ambientales.  Un ejemplo de lo anterior es la capacidad del sistema esquelético de soportar algún peso externo (Scanlon & Sanders, 2019, p. 114).  Las actividades físicas, los ejercicios y la práctica de deportes que soportan la masa corporal propician un incremento en la actividad osteoblástica, sin estar afectado por la edad.  Algunos ejemplos de estos tipos de movimientos humanos incluyen el caminar, correr, el entrenamiento con resistencias (o halterofilia), entre otros.  A base de una discusión previa, los osteoblastos son las células encargadas de edificar huesos, convirtiéndose en osteocitos (McGuinness, 2018, p. 99).

       La función reguladora de ciertas hormonas.

        Varias hormonas inciden en el crecimiento y mantenimiento de la masa ósea.  Una hormona implica aquella sustancia secretada por una glándula endocrina que se trasporta a través de la sangre o lo líquidos corporales (Longenbaker, 2020, glosario/índice).  Entre las hormonas que regulan la remodelación y crecimiento óseo se encuentran: 1) la hormona de crecimiento, 2) la tiroxina, 3) la insulina, 4) la hormona paratiroidea, 5) calcitonina y 6) el estrógeno (Scanlon & Sanders, 2019, p. 115)

CARTÍLAGO

        El cartílago representa condrocitos en una matriz de proteína flexible (Scanlon & Sanders, 2019, p. 77).  Así, en esencia, el tejido cartilaginoso se encuentra constituido de condrocitos y matriz extracelular.  Esta última es sintetizada por los condrocitos. La matriz extracelular está compuesta de agua, colágeno y procoglicanos (Şenol & Özer, H., 2020).  Los cartílagos poseen una mayor cantidad de substancia intercelular, en comparación con las células comunes.  El cartílago es flexible, dado que poseen fibrillas de colágeno en la forma de un gel consistente, en ausencia de una substancia calcificada.  El material cartilaginoso no posee vasos sanguíneos en su matriz.  Para que se abastecen de nutrimentos y oxígenos, tiene que ser mediados por los condrocitos, o células cartilaginosas.  Existen tres tipos de cartílagos, a saber: hialino, fibroso y elástico.

        El catílago hialino representa un tipo de cartílago constituido de fibras de colágeno bien finas y una matriz de una apariencia vidriosa, blanca y opaca.  El cartílago articular representa un tipo de tejido cartilaginosos de tipo hialino que recubre la superficies de los huesos que forman parte de las articulaciones sinoviales.  El colágeno denota el principal constituyente orgánico de tejido conjuntivo y de sustancia orgánica de los huesos y cartílagos.  Las fibras de colágeno representan fibras flexibles compuestas de proteínas colágenas. Aquel cartílago de una matriz compuesto de fibras colágenas fuertes describe al fibrocartílago  (Longenbaker, 2020, glosario/índice).

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CLASIFICACIÓN DE LOS HUESOS

        Los huesos que forman el sistema esquelético pueden clasificarse según su aspecto o forma.   De esta forma, existen huesos largos, cortos, planos, irregulares y sesamoideos (Moini, 2020, p. 152).

HUESOS LARGOS

        En este grupo de huesos, se observa una zona cilíndrica (la diáfisis) y dos extremos, llamados cada uno epífisis.  Además, los huesos largos constan de cartílago articular, periostio, cavidad medular (médula) y endósteo (ver Gráfico U2-L2-2).

Gráfico U2-L1-2: Las Partes Generales del Hueso. Se identifian las zonas pincipales de un hueso largo (Adaptado de: ISE Hole's essentials of human anatomy and physiology, 14ma ed., (pp. 145-146) por C. J. Welsh, 2021, New York, NY: McGraw-Hill Education.  Copyright 2021 por McGraw-Hill Education).

        Representaciones de los huesos largos se encuentran en las extremidades superiores e inferiores.  Por ejemplo, en el brazo y antebrazo de hallan el húmero, el radio y el cúbito (o ulna).  Por su parte, en la mano, es posibles clasificar a los metacarpos y las falanges como ejemplo de huesos largo, aunque también podrían ubicarse entre los huessos cortos.  En otro orden, otras muestras son el fémur, tibia y peroné (o fíbula), los cuales se encuentran en el muslo y pierna inferior.

Epífisis

        Las épífisis consisten de los extremos de los huesos largos, de aspecto bulboso.  La epífisis más cerca de la unión del tronco del cuerpo se conoce como epífisis proximal, mientras que la epífisis más alejada del tronco del cuerpo se le otorga el nombre de epífisis distal (Welsh, 2021, pp. 145-146).  Internamente, las señaladas estructuras poseen hueso esponjoso (canceloso o trabecular) (Floyd, 2018, p. 11).  Estas estructuras externas siven de punto de uniones (insersiones u orígenes) para los músculos esqueléticos.  A nivel de la estructura interna de la epífisis, los espacios, o trabéculas, de su hueso esponjoso se encuentran llenas de médula roja (en las epífisis de húmero y fémur) y amarilla (en la mayoría de las epífisis de los adultos).

Diáfisis

        Esta porción del hueso largo representa la zona central y principal de éste.  Posee un aspecto cilíndrico y varias estructuras histológicas en la periferia e internamente.  El componente externo de estos huesos poseen una cubierta de tejido conjuntivo, conocido como periostio.  Según se mencionó anteriormente, el periostio es la capa que reviste el hueso compacto.  Seguido del hueso compacto, se divisa el endósteo.  El endósteo es una membrana de tejido conjuntivo que recubre la región interna de los huesos (Moini, 2020, p. 155).  Este tejido óseo se compone de una capa de osteoblastos que recubren la cavidad medular.  El endósteo integra, de forma dispersa, osteoclastos, posiblemente para la resorción ósea.  Más internamente, la diáfisis del hueso se integra de la médula ósea amarilla, compuesta mayormente de grasa.  Ya más internamente, se halla un tuétano o la cavidad medular.  Tanto en la epífisis como en la diáfisis se encuentra la médula osea roja, como parte del contenido trabecular del hueso esponjoso.

        En resumen, los huesos largos poseen ocho estructuras óseas principales, que son: la diáfisis (porción cilíndrica del hueso), la cavidad medular (zona interna hueca del hueso), la metáfisis (zona del hueso largo localizado entre la diáfisis y la epífisis), la epífisis (extremos externos del hueso), el periostio (membrana fibrosa en recubre los huesos largos), el endósteo (membrana de tejido conjuntivo en la región interior del huesos, alineado con la cavidad medular), el cartílago articular (capa de cartílago fina que recubre los extremos de los huesos) y la fisis (placa epifisaria, lugar activo para la osificación endocondral primaria) (Jouria, 2018, capítulo 4; McKinley, Bidle, & O'Loughlin, 2019, p. 217).

HUESOS CORTOS

        El conjunto de los huesos cortos tiene forma algo irregular y no son simplemente una versión corta de un tipo de hueso largo.  Los huesos del carpo (muñeca), los tarsos (tobillo) y del tronco son algunos ejemplos clásicos de los huesos cortos.

HUESOS PLANOS

        Los huesos planos se encuentran dondequiera que se necesite protección de partes blandas del cuerpo o un lugar extenso para la unión de los tendones musculares.  En estos tipos de huesos, se evidencia la presencia de dos laminillas planas de tejido compacto.  Tales laminillas encierran una capa de hueso esponjoso.  Algunos ejemplos son las costillas (caja torácica), la escápula (omóplato), partes de la cintura pélvica y los huesos del cráneo.

HUESOS IRREGULARES

        En este grupo, los huesos poseen una forma y estructura compleja, muy difrente a los tipos de descritos previamnete.  Los huesos que componen la columnna vertebral (vértebras, sacro, cóccix), los huesillos del oído, la mandíbula, los huesos faciales y algunos huesos craneales (esfenoides, etmoides), pertenecen a esta categoría (Lippert, 2011, p. 17).

HUESOS SESAMOIDES

        Los huesos sesamoideos se forman en los tendones, como respuesta a estiramientos.  Éstos son pequeños, redondeados y se encuentran adyacentes a las articulaciones.  Las función de estos huesos es incrementar la función de palanca de los músculos esqueléticos.  La rótula (o patella) constituye un ejemplo clásico de un hueso sesamoideo.   

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EL EJE MECÁNICO DEL HUESO

        En conformidad a otros relatos previos, los huesos, junto a la ayuda de los músculos esqueléticos, representan palancas de movimiento.  Una manera de identificar estas barras fijas en el sistema esquelético es reconociendo su eje mecánico.

EJE MECÁNICO DE UN HUESO O SEGMENTO

Definición

        Una línea recta que conecta el punto medio de un extremo de la articulación con el punto medio del otro extremo de la articulación, o si es el caso de un segmento terminal, con el punto medio de su extremo distal.

Función

        Servir como palanca.

El eje mecánico no necesariamente atraviesa longitudinalmente el diáfisis de la palanca ósea:

        Si la diáfisis es encorvada, o si el apófisis articular se proyecta a un ángulo desde el diáfisis, la mayor porción del eje puede orientarse fuera del diáfisis.  Un ejemplo es eje mecánico de fémur (ver Gráfico U2-L2-3).

Gráfico U2-L1-3: EL Eje Mecánico. Se ilustra la linea recta (eje mecánico) que cruza dos articulaciones en el hueso del fémur (Adaptado de: Kinesiology: Scientific basis of human motion, 9na ed., (p. 25) por K. Luttgens & N. Hamilton, 1997, Madison, WI: Brown & Benchmark Publishers.  Copyright 1997 por Times Mirror Higher Education Group, Inc.).

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OSIFICACIÓN

        El proceso de osificación (u osteogénesis), o la sustitición de cartílago por hueso, se inicia desde la misma concepción, actividad evolutiva y de maduración conocido con el nombre de osificación endocondral.  También, la osificación puede ser de tipo intramembranosa, común en los huesos del cráneo.

DEFINICIONES

       Para asegurar un entendimiento de la actividad osteogénica, es necesario repasar alguna conceptos, como lo son diáfisis, epífisis (ver Gráfico 2-?) y osificación.  Tal terminología se describa a continuación:

Diáfisis

        Cuerpo o porción principal del hueso, la cual es hueca, cilíndrica y constituida de hueso compacto.

Epífisis

        Constituye los extremos de los huesos largos.

Osificación

        Depósito de sales óseas en una matriz orgánica.

OSIFICACIÓN ENDOCONDRAL

        La osificación endocondral alude al depósito de hueso que se manifiesta durante la evolución cartilaginosa, o condral, que equivale a cartílago.  Este tipo de osificación comienza con el cartílago hialino, el cual subsecuentemente se reemplaza por tejido óseo (Longenbaker, 2020, glosario/índice).  Esta es la forma común de formar tejido óseo en el ser humano.  Otra manera que vía osificación intermembranosa (Muscolino, 2011, pp. 44-45).  El esqueleto del embrión consiste, en esencia, de estructuras de cartílago hialino o membrana fibrosa.  Eventualmente, la evolución osteogénica restituye estas estructuras cartilaginosas con tejido óseo (hueso).   La osificación endocondral se inicia en la diáfisis y en ambas epífisis del hueso largo.  Luego, progresa gradualmente desde la diáfisis hacia cada epífisis.  Como fue mencionado previamente, en la adultez cesa el crecimiento del hueso y la placa de cartílago epifisaria es sustituida por una línea epifisaria . Así, la línea epifisaria es la región donde la epífisis y la diáfisis se funden durante el crecimiento (Welsh, 2021, pp. 145, 149) (ver Gráfico U2-L2-4).

Gráfico U2-L1-4: El Proceso de la Formación Ósea Endocondral. Etapas principales para el depósito óseo durante el desarrollo de un hueso endochondral, desde el feto hasta el adulto.  La osificación ocurre primero alrededor de la diáfisis y luego hacia la epífisis, donde continua el proceso de osificación (Adaptado de: ISE Hole's essentials of human anatomy and physiology, 14ma ed., (p. 149) por C. J. Welsh, 2021, New York, NY: McGraw-Hill Education.  Copyright 2021 por McGraw-Hill Education).

PLACA O LÁMINA EPIFISARIA

       El crecimiento longitudinal de los huesos largos depende de la presencia de un cartílago especializado que sirve como un centro de crecimiento.  La metáfisis representa la región en un hueso maduro ubicado entre medio de la diáfisis y la epífisis.  En el caso de un hueso bajo crecimiento, esta zona de los huesos largos contiene la placa de cartílago epifisario (o placa de crecimiento).  Ésta representa una capa delgada de cartílago hialino que provee para el crecimiento longitudinal del hueso (McKinley, Bidle, & O'Loughlin, 2019, p. 217). (ver Gráfico U2-L2-5).

Gráfico U2-L1-5: Las Placa de Cartílago Epifisario. La estructura de un hueso sin osificar (Adaptado de: K, 9na ed., (p. ?) por K. Luttgens & N. Hamilton, 1997, Madison, WI: Brown & Benchmark Publishers.  Copyright ? por .).

La Placa Epifisaria

        Como fue señalado en el párafo anterior, La placa epifisaria radica en una lámina de cartílago se encuentra localizada entre la epífisis y la diáfisis de los huesos largos, donde ocurre el alargamiento, o crecimiento, subsecuente de tales huesos.  Comúnmente, los huesos que poseen la placa epifisaria aún no han madurado, de manera que contunún con un crecimiento longitudinal.

        En los huesos largos la diáfisis es separado de los extremos y de las protuberancias articulares por los cartílagos epifisarios.  Como se mencionó, en las placas epifisarias ocurre el alargamiento subsecuente del hueso largo.  Cuando el crecimiento cesa, los cartílagos gradualmente se osifican (se sustituyen por hueso), un fenómeno llamado cierre de la epifisis.  A raíz de esto, se observará una línea epifisaria, ya en un hueso maduro.

Edades de Osificación

        Varias placas epifisarias no se osifican completamente hasta los 20, o aún hasta los 25 años.  Esto implica que la mayoría de los jóvenes y muchos varones universitarios participan en deportes vigorosos antes que sus huesos maduren por completo (ver Tabla U2-L2-1).

Tabla  U2-L2-1: Edades de Osificación de los Huesos Largos
  Centro de Osificación   Época de Aparición   Epífisis   Época de Cierre  

 

HÚMERO:

             

  Cuerpo
Cabeza
Cóndilo o pequeña cabeza
Troquín
Troquiter
Epitróclea
Tróclea
Epicóndilo
  8va semana fetal
1er año
2do año
3re año
5to año
5to año
12ma año
13ma - 14ma año
  Cabeza con tubérculos
Extremo distal con cuerpo
Cabeza con cuerpo
  2do año
16ma - 17ma  año
20ma año
 

  CÚBITO:              

  Cuerpo
Cabeza
Olecranon
  8va semana fetal
4to año
10mo año
  Olecranon con cuerpo
Extremo distal con cuerpo
  16ma año
20ma año
 

  RADIO              

  Cuerpo
Extremo distal
Extremo proximal
  8va semana fetal
2do año
5to año
  Extremo proximal con cuerpo
Extremo distal con cuerpo
  17ma - 18ma  año
20ma año
 

  FÉMUR              

  Cuerpo
Extremo distal
Cabeza
Trocánter mayor
Trocánter menor
  7ma semana fetal
9no mes fetal
1re año
4to año
13ma - 14ma año
  Trocánter menor con cuerpo

Cabeza con cuerpo
Extremo distal con cuerpo
  Pubertad

Pubertad
Pubertad
20ma año
 
                 

  TIBIA              

  Cuerpo
Extremo proximal
Extremo distal
  7ma semana fetal
Al nacer
2do año
  Extremo distal con cuerpo
Extremo proximal con cuerpo
  18ma año
20ma año
 
NOTA. Reproducido de: Kinesiología y anatomía Aplicada: La ciencia del movimiento humano. (p. 16), por P. J. Rash, & R. K. Burke, 1985, Buenos Aires: EL ATENEO. Copyright 1985 por: ?

Traumas a la Placa de Cartílago Epifisario

        La práctica de actividades atléticas competitivas en la población pediátrica y adolescentes, conlleva el riesgo de posibles afecciones y lesiones a nivel de los centros cartilaginosos de crecimiento.  Se ha identificado con el nombre de lesiones de tipo Salter-Harris para aquellos traumas concentrados en las láminas de cartílago epifisario.  Bajo esta clasificación, se han establecidos cinco tipos, desde la completa separación de estas estructuras de crecimiento hasta un traumatismo de fuerza aplastante que pudiera ocasionar una deformidad en el crecimiento.  Dado lo anterior, se instauran las categorías: Tipo I (separación completa de la fisis en relación a la metáfisis, sin fractura del hueso), Tipo II (separación de la placa de cartílago epifisario y una sección menor de la metáfisis), Tipo III (fractura de la fisis), Tipo IV (fractura de una región de la fisis y metáfisis) y Tipo V (ausencia respecto al desplazamiento de la fisis, pero una fuerza aplastante puede provocar la deformidad en el crecimiento) (Prentice, 2017, p. 261) (ver  Gráfico U2-L2-6).

 
Gráfico U2-L1-6: Clasificación Salter-Harris para las lesiones Epifisarias en los Huesos Largos. Se ilustran los cinco tipos de traumas en la placa de crecimiento epifisario de un hueso largo (Adaptado de: Principles of athletic training: A guide to evidence-based clinical practice, 16ma ed., (p. 261) por W. E. Prentice, 2017, New York, NY: McGraw-Hill Education.  Copyright 2017 por McGraw-Hill Education).

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DIVISIONES DEL ESQUELETO

        El sistema esquelético se puede agrupar en dos divisiones principales, consignadas con 1) el esqueleto axial y 2) el esqueleto apendicular.  El grupo axial del sistema esquelético se compone de todo la estructura central o vertical del esqueleto, que son la cabeza (cráneo y huesos faciales o de la cara), el hueso hioides (ubicado en la región anterior a la laringe), los huesillos del oído, la columna vertebral (vértebras cervicales, vértebras torácicas, vértebras lumbares, sacro y coxis) y el tórax (esternón y costillas).

        Las extremidades superiores e inferiores, conexo a las cinturas escapular (o torácica) y pélvica, constituyen el esqueleto apendicular.  Los huesos de las extremidades superiores consisten en el húmero, cúbito (ulna), radio, huesos de los carpos (o carpianos), los metacarpos (o metacarpianos) y las falanges.  Entre tanto, los componentes óseos de las extremidades inferiores abarcan el fémur, el peroné (o fíbula), los huesos tarsos (o tarsianos), metatarsos (o metatarsianos) y las falanges.

       La cintura escapular (o torácica) engloban ambas escápulas (u omoplatos) y sus respectivas clavículas.  Por su parte, la cintura pélvica incluyen ambos huesos coxales o iliacos.   

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COMPRUEBE SU CONOCIMIENTO

        Complete la prueba corta de abajo, sin calificación, orientada a constatar su entendimiento en la lección actual:

 

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ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE

        Una vez se haya completado la lectura y análisis del tópico existente, los estudiantes deberán completar las siguientes evaluaciones:

1. PRUEBA IDENTIFIQUE: U2-L1.1: Bases del Sistema Esquelético

2. PRUEBA CORTA: U2-L1.1

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REFERENCIAS

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