Debido a que la tasa de mortalidad es un fenómeno socioeconómico, ésta varía de país en país. Por ejemplo, en aquellas regiones donde existe un alto nivel de pobresa, las causas de muerte son particularmente originadas por enfermedades infecciosas. Por otro lado, en aquellos países desarrollados (económicamente) se observa una tasa de mortalidad causada por condiciones crónicas y degenerativas (no infecciosas). Este es el caso de Puerto Rico y otros países. No obstante, a principios del siglo XX, el panorama era muy distinto. De 1907 hasta alrededor de1950, las enfermedades infecto-contagiosas y parasitarias tomaban los primeros lugares como causas de muerte en Puerto Rico. Como fue mencionado previamente, estas tasas de mortalidad específicas refelejaban el estado socioeconómico que se encontraba en aquel momento Puerto Rico, i.e., un país subdesarrollado con un patrón típico de una sociedad agrícola. Para el año 1960, las muertes por enfermedades crónicas sobrepasan a las muertes por enfermedades infecciosas y parasitarias. Una vez más, esto es el típico el patrón de países desarrollados. Las enfermedades crónicas son aquellas alteraciones de la salud (en todas sus dimensiones) que se mantienen durante un período largo de tiempo. Se caracterizan por no ser infecciosas, ser recurrentes, degenerativas y por tener síntomas menos llamativos en comparación con las enfermedades agudas (Caroll, 1998). Estos tipos de condiciones pueden dar a lugar a incapacidades totales o parciales (Murrow & Oglesby, 1996). Comunmente, las enfermedades crónicas no se curan mediante intervenciones quirúrgicas ni con el consumo de medicamentos a corto plazo (Murrow & Oglesby, 1996). Algunas de estas condiciones crónicas que afectan a la población de nuestro país (incluyendo a los Estados Unidos Continentales) son, a saber, las enfermedades del corazón (e.g., cardiopatías coronarias [enfermedadad en las arterias coronarias del corazón]), la aterosclerosis, hipertensión (alta presión arterial), enfermedades cerebrovasculares (e.g. el derrame cerebral), la diabetes sacarina (mellitus), la artritis, la osteoporosis, sarcopenia (pérdida de la masa muscular con el progreso en la edad), el asma, los problemas en la espalda baja, entre otras. Algunos autores clasifican a estas condiciones como enfermedades hipocinéticas, debido a que uno de los factores principales que inducen a las enfermedades crónicas es la falta de ejercicio o la ausencia de una práctica regular de actividad física (Allsen, Harrison, & Vance, 1997, p. 4; Corbin & Lindsey, 1997, pp. 5, 25-26; Heyward, 1998, p. 2; Nieman, 1986, p. 33; Sharkey, 1984, p. 4). Algunas de las condiciones crónicas de origen hipocinético que pueden prevenirse mediante un régimen regular de ejercicios o actividad física incluyen diversos tipos de cáncer, los problemas/doloeres en la espalda baja, la obesidad, la diabetes sacarina, osteoporosis, condiciones mentales-emocionales, entre otras (Corbin & Lindsey, 1997, p. 25-26). Más aún, un programa de ejercicio regular o una mayor participación en actividades físicas puede emplearse como un tratamiento complementario para otras condiciones que no son hipocinéticas, tales como enfermedades infecciosas, la artritis, dolor crónico y el síndrome premenstrual (PMS, siglas en Inglés) (Corbin & Lindsey, 1997, p. 26-27). Este auge de las enfermedades crónicas/degerativas como las principales causas de incapacidad y muerte actuales en Puerto Rico y en Estados Unidos de Norteamérica reflejan principalmente el descuido en los patrones/estilos de vida y hábitos particulares del puertorriqueño. Los comportamientos de riesgo que prevalecen en la isla promueven a la alta incidencia de enfermedades crónicas de naturaleza incapacitante y al aumento en la tasa de mortalidad originado por estas enfermedades. El sedentarismo (falta de ejercicio físico regular) o un pobre nivel de aptitud física representa uno de los factores de mayor peso que promueven el desarrollo de estas condiciones incapacitantes (particularmente las enfermedades en las arterias coronarias del corazón) y a la mortalidad prematura (Ekelund, Haskell, Jonson, Whaley, Criqui & Sheps, 1988; Sandvik, Erikssen, Thaulow, Erikssen, Mundal & Rodahl, 1993). De esta discusión podemos inferir que la raíz de esta tendencia proviene de las alteraciones en nuestro desarrollo económico, social y moral i.e., la industrialización, el medio ambiente social, y los valores individuales y colectivos. ¿Qué podemos hacer para cambiar las estadísticas actuales de mortalidad en Puerto Rico?. Fundamentalmente, se requiere un enfoque preventivo, basado en la promoción de comportamientos saludables Se debe primero aprender a cuidar la salud para así retrasar o evitar la enfermedad, i.e., ser más responsables del bienestar total a nivel personal y de los demás. Esta acción de salud debe iniciarse desde edades tempranas. Fundamentalmente, la enseñanza de buenos hábitos comienza en el hogar, donde los padres deben modelar estos comportamientos correctos. En mi opinión, el hogar es la base de todo. La escuela también juega un papel importante para la prevención de enfermedades. Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en Puerto Rico (véase Tabla 1-3). El factor de riesgo más importante en relación a este mal es la hipertensión, siguéndole la inactividad física (Palmieri, 19..). En Estados Unidos de Norteamérica, el factor de riesgo de mayor importancia es el alto nivel de colesterol sanguíneo, siendo la inactividad física el segundo factor de riesgo para este mal cardiovascular (Nieman, 1998, pp. 44-45). Se ha establecidio que la falta de ejercicio es en Puerto Rico un factor de riesgo más importante que en Estados Unidos continentales. La tendencia de los hallazgos derivados de las investigaciones científicas sugieren que la falta de actividad física por sí sola duplica el riesgo para las enfermedades en las arterias coronarias del corazón (cardiopatías coronarias) al compararse con los individuos que son relativamente físicamente activos (Nieman, 1998, pp. 42-44). Sabemos que el ejercicio físico y la actividad física (véase captulo 2) ha sido utilizado con efectividad en la reducción de los factores de riesgo principales (controlables) de enfermedades cardiovasculares (hipertensión, consumo de tabaco, hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia, estrés negativo, tolerancia de glucosa, consumo de alcohol, y obesidad) (Centers for Disease Control [CDC], 1987.Clark & Ballantyne, 1981; Dargie & Grant, 1991; Fletcher, 1988; Franklin, 1997; Francis, 1999; Hagberg, 1997; Sesso, H. D. 2000) y en una menor mortalidad por diversas causas (Wannamethee, Shaper & Walker, 2000; Sandvik, Erikssen, Thaulow, Erikssen, Mundal, & Rodahl, 1993). Más aún, los investigadores científicos estan de acuerdo de que las personas físicamente activas tienden a poseer una menor cantidad de factores de riesgo si lo comparamos con los individuos sedentarios (Nieman, 1998, pp. 45-47). Obviamente, esto reduce el riesgo para sufrir de una enfermedad coronaria. De aquí la importancia de promover buenos hábitos de ejercicios y actividad física en la prevención de condiciones crónicas (cardiovasculares, pulmonares, entre otras). Otras enfermedades crónicas (degenerativas/incapacitantes) que han cobrado importancia en el patrón de mortalidad actual son, a saber, el cáncer, la arterioclerosis, la diabetes sacarina, la hipertensión, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (COPD, siglas en inglés), y enfermedades hepáticas (e.g., cirrosis). Una vez más, el ejecicio y la actvidad física regular juega un papel importante para la prevención y tratamiento de estas condiciones crónicas (Robergs & Roberts, 1997, pp. 684-713; Young, 1987). No debemos olvidarnos que la recreatión terapéutica se ha empleado también para el tratamiento integral de estas condiciones crónicas (Meléndez, 1999, pp. 267-268). Sobre este tópico estaremos hablando con mayor lujo de detalle en el capítulo 5. A pesar de este auge en las enfermedades crónicas-degerativas, ciertas condiciones de tipo infeccioso se han mantenido o surgido entre las primeras quince causas de muerte en Puerto Rico, tales como las neumonías e influenza (gripe) y la infección por virus de inmunodeficiencia humana, causante del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA).
|
Regresar
Arriba
Regresar al Capítulo 1 Regresar al Contenido Regresar Página Principal |
Copyright © 2001 Edgar Lopategui Corsino |